Friday, June 30, 2006

vencedores vencidos por el indio

Dedicado solemnemente a la selección de fútbol de Alemania

Y ahora tiro porque me toca
En este tiempo de plumaje blanco
Un mudo con tu voz, y un ciego como yo
Vencedores vencidos!
Te has fugado!Me hago humo!Den la alarma!Ensayo general para la alarma actual,Teatro antidisturbios.
Se rompe loca mi anatomía
Con el humor de los sobrevivientes
De un mudo con tu voz
De un ciego como yo
Vencedores vencidos!
Leyendo diarios de un baño turco
Empañando ray-ban's, mascando un hueso
Tu perro, un perro cruel
Con la costumbre de no contentarse con los restos.
Ovejero que descansa en un manto negro
!Ensayo general para la farsa actual,Teatro antidisturbios.
En este rollo de monos de polvo
Hemos perdido el rastro unos minutos
Un par de monos más (unos terrícolas)
Vencedores vencidos!
Buena suerte! y más que suerte! (sin alarma ...)
Me voy corriendo a ver que escribe en mi pared
La tribu de mi calle. la banda de mi calle!

La alegría será sólo brasilera, si mi amor

Si alguien cree que el fútbol es una razón para agregar otra piedra al machismo fácil, mejor deje de leer.
Si algún/a cree que son 22 tipos detrás de una pelota, tal vez cree entonces que el ajedrez son 14 pedazos de madera intentando por un minuto cagarse a los reyes.
Si alguien piensa que es una exageración deprimirse por un partido de fútbol, piénselo dos veces. Y si aún sigue necesitando una tercera o no necesitó ni la segunda, pregúntese entonces si es que alguna vez creyó que algún otro no lo entendía.
Y si es que sigue pensando, entonces a Ud no sólo no le gusta el fútbol sino que tampoco se ha dado el tiempo o no le ha interesado pensar otra cosa al respecto.
Si ya está acá y se considera dentro de esta categoría. O Ud es masoquista. O intenta entender el lenguaje del enemigo. O no tiene nada mejor que hacer. O literalmente no sabe qué hace acá.
Aclarado esto, debo decir que estoy deprimido por un partido de fútbol, que en realidad es una manera bastante inexacta de describir lo que 120 minutos y unos penales son en este momento.
Intento no pensar en qué habría pasado si abondanzieri no se hubiera lesionado o si alguna de las pelotas que podrían haber entrado entraban. Me dedico más bien a pensar en si prefiero ganar jugando mal o con más suerte que talento o a mezclar la sensación de derrota con varias imágenes de todo lo que se puso en la cancha y que raramente no me tiene tan deprimido.
No hay duda.
Prefiero aún jugando mal, estar ahora imaginando una semifinal que esta sensación platónica cobarde calentándole la sopa a los merecimientos.
No sirve tampoco la excusa de la picardía. Sí me sirve haber visto a Tevez corriendo como si se acordara de que nació en Fuerte Apache.
No sirve decir que los alemanes son malísimos porque no pudimos ganarles.
No sirve detestar la amargura que tienen para jugar porque después rieron.
Sí sirve escuchar como la hinchada argentina se escuchaba más que la alemana.
Sí me sirve no creerme nacionalista pero si querer que Argentina ganara por sobre muchas cosas que no diré pero que son demasiadas.
Los que creen que el fútbol son 22 descerebrados corriendo detrás de una pelota es porque los mandaban al arco sin querer ser arqueros o porque estaban a dieta cuando se compartía una Coca Cola al final del partido.
Porque preferían leer a Joyce o jugar wonder boy. Porque no querían jugar sabiendo que podían perder.
Porque nunca armaron una pichanga.
Porque era más importante el temor a una patada que el gusto de saber esquivarla.
Porque en ese momento le enseñaban matemática a la mina que jamás los pescaría.
Porque nunca aceptaron una de las reglas básicas por sentirse prejuiciosos e insistían en que jugaran mujeres. Llaménme como quieran pero un partido con mujeres no es un partido de fútbol sino la excusa adolescente para que la pararan de pecho.
Porque en realidad, no saben lo que se pierden.
Casi como lo que perdió este mundial sin Argentina.
Me cortaron las piernas diría San Diego………

Friday, June 23, 2006

Ponte algo más bailable

Vengo de la doble significancia de lo ostigoso del reggaeton, ya que por un lado te cansa y por el otro te persigue.
Es ostigoso y ostiga.
Por eso escucho Hefner, porque debe ser casi la única superstición que tengo.
Sucede que no puedo dormirme sin escuchar algo que vuelva las cosas a su lugar, o más bien, a mi lugar..
No tengo nada contra el reggaeton más que un cierto aburrimiento.
Es como una mujer que más que ganarte por k.o te gana por cansancio, aunque en realidad, pierda antes de entrar al ring. O si decimos lo mismo en metáfora futbolera, se marca a sí mismo.
Lo que si me molesta, es la gente que "lo escucha" o más bien, la gente que se lleva tan bien con lo que se lleva.
En realidad, nunca he entendido eso de "se lleva".
Es como cuando alguien dice que hay que sacar la basura.
Diganme intolerante y no estarán equivocados.
Lo soy a veces y en muchos casos a mucha honra, aunque sin embargo, jamás haré algo para que la gente deje de bailar.
Allá ellos en su búsqueda convertida en postal village.
Allá ellos, en lo contrario de una búsqueda.
La verdad es que aún sin muchos argumentos para el día de hoy, sólo diré que me imagino el regreso de los muertos vivos o el video de Thriller cuando el "hay" baila.
Me los imagino regularmente cuando veo a la gente bailando tan fácilmente.
Haciendo pasos que si son repetidos quiere decir que no van a ningún lado. O que si es que van, es porque siguen a ese profeta del ritmo que nunca es suyo.
Corean "dale con el látigo" cuando han sido educadas en el villa María .
Pobre de ellas si no saben quién realmente las lapida.
¿De qué latigo me hablan si es que dicen algo? ¿Por qué tanto látigo bailable? ¿Por qué tanta rubia bronceada y aburrida baila lo que supuestamente debería hacerla sentar de una vez por todas?
¿Por qué me creo superior escuchando Hefner cuando en realidad no lo creo o, si es que lo creo, no me enorgullece?
Intento tal vez decir que no se trata de un grupo u otro sino más bien de cómo llegaste a él.
No porque el llegar después de una pega de arquéologo te haga más respetable, sino porque algo de eso que escuchas, en algún momento lo buscaste.
En algún momento te faltó.
En algún momento, te detuviste a escuchar porque te cansaste de bailar o no quisiste hacerlo.
Porque tenías que saber si te gustaba y no hacer un promedio de cuántos lo bailaban.
Preferiste no ser una estadística y saber tal vez qué es lo que te gustaría bailar a ti.
Es así como jamás he podido digerir ese argumento que cree serlo y en vez de explicarse a sí mismo, sólo sabe situarse como un puro presente, que para mí, es sólo ausencia.
Lo que en realidad me asquea y me pone en el panteón del fascista que no soy, es que enarbolen la bandera del conformismo a partir de una moralidad triste.
En todo caso debo agradecer este gesto porque cuando hablan de la verdad, de lo bailable, de que son capaces de hablar "por la gente", hacen desparecer todo atisbo de duda o humildad de mi parte. Casi podría decir que esta es "mi lucha" aunque lejos una de las cosas que más aborrezco es a Hitler.
Ponte algo más bailable te dicen, como si ellos y ellas fueran los garantes del ritmo o del nuevo estilo de baile.
No crean que no he preguntado y para que lo entiendan mejor les daré un ejemplo.
-Qué es más bailable? He deslizado cuando todavía tengo paciencia.
-Esto no.
-Bueno pero qué? Ehhhhhhhh….Juan Luis Guerra, Regaetton.ehhhhhhh…..a ver dejame preguntar.
-Si yo estuviera en la pista bailaría feliz he repetido varias veces. Y en otras agregado: De hecho con mis amigos la bailamos felices.
Y acá es cuando llega el argumento de oro donde en general suelen citar a "la gente" o "el público", y donde tal vez sólo les falte pensar en que podrían llamarse "partido popular".
En este momento más repetido de lo que me gustaría, si uno los ironiza un poco hay que tener cuidado porque uno nunca sabe si le responderá Jekyl o Hide.
Lo más probable es que reponda el patrón de fundo del gusto colectivo y diga algo así como: Nunca he estado en un matrimonio con peor música, vales callampa.
Como no he ascendido aún ni a la categoría de Sidharta, Buda o incluso Kung fu, he respondido algunas de las siguientes cosas:
-A qué matrimonios has ido?
-Por suerte los novios tienen mejor gusto que tú.
-Habla con los novios.
Hasta acá la cosa es más o menos manejable.
El problema es cuando llega la madre o el padre y casi como si vinieran de arrear el ganado te dicen la siguiente frase ilustre:
-Él que paga soy yo.
A lo que una vez respondí orgullosamente: Y el que pone música soy yo y los novios no somos ninguno de los dos.
Nunca me olvidaré la cara del padre sobre todo porque no sé si no entendió o si el hecho de que entendiera lo contuvo para no matarme.
Ese fue el día que me tiraron un vaso de whisky arriba de la tornamesa y también el día en que por suerte sucumbí a ese instinto de tirarle una botella en la cabeza al que lo hizo. Por suerte, cuando estaba a punto de hacerlo no supe a cuál de los dos señores que estaban en frente apuntarle.
Dirán que no eran dos sino uno visto doble, pero les aseguro que aunque vea a veces doble me doy cuenta de que aunque sean dos son los mismos.
Estos eran distintos y si me arriesgaba a tirarle una botella en la cabeza, por lo menos debía estar seguro.
No crean que es ficción porque llegué a tomarle el peso a la botella para medir la distancia entre donde yo estaba y su cabeza.
En la confusión de romperle la cabeza a alguien inocente, no pude tirar la botella, pero sí decirle algo que hasta el día de hoy recuerdo y que aún me hace reir.:
La próxima vez tiralo más lento a ver si alcanzo a tomármelo.
Dije también, algo así como que se nota que te sobra el whisky.
Hasta el padre de la novia se río con eso.
De hecho sigo esperando una respuesta, porque no estoy seguro de mi crítica pero si de mis tripas o de mis manos que quisieran ahorcar a los que dicen: "Ponte algo más bailable".
¿Realmente estarán hablando del concepto de bailable o es que lo bailable viene a ser algo así como lo más repetido?.
¿Por qué será que los que dicen eso, siempre citan a Chayanne o Juan Luis Guerra? ¿O que en vez de decir algo dicen esto no?
¿Por qué termino criticando mi intolerancia cuando los intolerantes son ellos?
¿Por qué los que dicen ese tipo de cosas se acercan más a un patrón de fundo que los que te piden otras cosas?
¿Por qué suelo verlos como garantes del status quo?
¿Por qué sigo intentando no decir que los detesto cuando en realidad ellos te destestan en su facilidad de hablar por otros y no por ellos mismos?
¿Será porque la tolerancia también se baila?
¿Será porque le llamamos tolerancia a aguantar al otro mientras no se acerque?
Terminaré diciendo que son unos conchasdesumadre porque el que termina escribiendo soy yo.
Porque el que se pregunta por la culpa soy yo.
Porque ellos seguramente estarán bailando en la kamazu o como se llame.
¿Estarán bailando o estarán practicando?
Yo qué sé, allá ellos. Bien lejos pero en pana.

Tuesday, June 20, 2006

Si camino no hablar, es porque eres sordo

Tres cosas diré entre probablemente 10. Al final, presumiendo que me arrepentiré en el camino, seguramente terminaré escribiendo 4.
Lo primero, es que agradezco haberme comprado un ipod.
Lo segundo, es que el Chile que conozco es un país de automovilistas.
Lo tercero, es que intentaré no olvidarme de que tuve quince años y que lo que se olvida para tener 32, puede volver como eso único que retorna cuando uno ya no lo espera.
De la misma manera que una verdadera pregunta sólo lo es, si es que no logramos imaginarnos o esperar la respuesta.
Cuarto, que si lo que viene a continuación suena a moraleja, es que tal vez lo sea a pesar mio o con mi pesar.

1…..2……88……. o al revés si lo prefieren, total es la misma arbitrariedad.

Me levanté hace bastante rato y no he logrado dormir demasiado.
Mark Eitzel diría de esto lo siguiente:

“Now I wake up and I don’t have any gravityNow I wake up still walking in my sleepNow I wake up feel the world drawing away from meAnd now I wake up still walking in my sleep”

Lo que me hace recordar que ayer para llegar hasta la Reina donde me quedé el fin de semana en la casa de mi padre, tuve que caminar casi tres horas.
El tema no es que mi estado físico no lo permita, sino que hasta la hora y media de caminata todavía me imaginaba tomando un taxi, mientras por el lado contrario pasaron 5 y el que paró no sólo me dijo que iba hacia abajo sino que si ya había caminado hasta ahí lo que me quedaba no era nada. Le faltó sacar el carnet del hogar de cristo o del gremio de los taxistas consejeros para hacer todo más ridículo aún.
Tuve ganas de mandarlo a la mierda pero no dije nada y seguí caminando, como diría su excelencia Maradona, más solo que Kung fu. Recordé también, mientras el taxi se alejaba, una frase de una canción de Luca que dice “yo estoy al derecho dada vuelta estás vos”.
El celular no tenía saldo, no había teléfono público ni nadie a quien llamar y era ese momento donde no es ni de día ni de noche.
O sea, no puedes irte a desayunar ni puedes volver.
Y yo, que me sentía orgulloso por haberme bajado de un auto al darme cuenta que no quería ir a un carrete, me empecé a enfrentar con la cola del diablo que se meneaba arriba de cada auto que pasaba.
Se reían las luces y se reían las ruedas de los autos que me veían como el que da su 1% porque explota a sus empleados en un 20.
Se reían mis zapatos por las consecuencias de lo que supuestamente era un intento de coherencia muy básica pero se reían del intento.
Endurecían sus suelas como si fueran los zapatos nuevos que no eran y que en vez de estar caminando podrían haber estado descansando en un departamento con alfombra.
Recapitulando, hice dos cosas que en otro tiempo no habría hecho y el resultado fue entrenarme para la maratón de los peatones que no quieren serlo.
Si los taxis fueran entradas para el mundial, yo habría comprado la reventa en los primeros 45 minutos.
Tenía cigarros, un gorro de lana, un ipod que creía sin audífonos y con eso emprendí mi caminata que empezó cobarde y terminó sin terminar.
Era cobarde porque aún confiaba en que llegando a una avenida principal pasaría un taxi que no sabía que no pasaría y terminó sin terminar porque el trayecto no terminó en la puerta de la casa.
Seguí caminando después de cuestionarme ciertas ideas que tenía hasta ese momento, de lo principal y lo accesorio. Pensé seriamente en empezar a tirarle piedras a los taxis que pasaban del otro lado de la calle sin parar cuando apareció San Agustín reencarnado en el encuentro con los audífonos que creía perdidos.
Y como a veces me pasa con la música todo cambió.
Fue como si desde ahí, empezara a mezclarse Ghandi con J. Walter y me dijeran “Just Walking”. No sólo porque ya no pasarán taxis sino porque ya no es necesario esperarlos.
No sé por qué, entre unos 100 discos elegí Harvest pero cuando pasé por una calle oscurísima doblando una esquina me di cuenta.
Iba en el tema 4 que se llama igual que el disco cuando supe que la trinidad de San Agustín, Ghandi y J. Walker, sobre todo este último, me decían que adelantara al tema 9.
Podrán pensar que me había tomado un acido, pero lejos fue el mejor momento en mucho tiempo sin tener que fundamentarles más que lo que digo.
Si alguno de ustedes busca hechos objetivos, mejor dedíquese a otra cosa o leáse el DSM 4.
Yo, mientras que se leen las 1500 páginas, les cuento que quería tirar los dados y retroceder 4 casilleros sin jugar a hacer trampa y sin perder ni ganarle a nadie.
Quería tantas cosas que obviamente llegué.
Bueno.
En este caso decir llegué, es como convencer a alguien de que afuera es de noche cerrando las cortinas.
Y como no se cerraron, es que esto si se cierra.
Respeto que le dicen y no religión.

Thursday, June 08, 2006

Prefiero los Marlboro y los westerns aunque aborrezco a los vaqueros

Prefiero un Marlboro corriente moribundo en el bolsillo que la cajetilla light que quedaba en la copec de la esquina.
Prefiero que mis bolsillos aún me sigan sorprendiendo que hacer de ellos otro item a llenar en la planilla de impuestos internos.
Prefiero que nunca me devuelvan lo que creo que me tienen que devolver y prefiero encontrarme con este hermoso Marlboro corriente cuando creí que ya no quedaban si es que no iba a salir de mi casa.
Prefiero la lluvia al Marlboro pero entre escuchar las gotas cayendo sobre mi ventana y fumar prefiero fumar aunque sea políticamente incorrecto.
Prefiero no saber del todo lo que es ser políticamente incorrecto.
Prefiero no serlo aunque lo intuya.
Y prefiero que estén durmiendo plácidamente y que si sueñan con angelitos no tengan alas pero intenten moverlas sin ser símbolo de ninguna teletón.

No sé lo que quiero pero si sé que el YA me complica

Prefiero el odio a la tolerancia.
Prefiero amar la diferencia que esperar que el otro sea lo que yo quiero.
Prefiero querer ahorrarme las cosas que menos me ahorro y tal vez algún día botar las que menos me sirven.
Prefiero a veces que me prefieran para no hacerme cargo de las razones de mis predilecciones.
Prefiero no sólo escaparme de la culpa sino encontrarme con ella, 20 años después del inicio de mis peores miedos, como si fuera Pesadilla 1.
Prefiero que ese terror que me dio Freddy a los 13 años y después se convirtió en risa, no se haga rutina.
Prefiero volver a tener miedo aunque no lo prefiera.
Prefiero que no me prefieran aunque suene a Arjona y haga todo lo que esté a mi alcance para demostrar (vaya novedad) que los demás están equivocados.
Prefiero no tener que enfrentarme al post anterior que dice que no habrá otro.
Prefiero enfrentarme al post anterior y volver a escribir, no porque me histerice con los 12 comentarios, sino porque he cambiado de opinión y no siempre soy el mismo.
Prefiero intentar ser coherente que serlo y volverme fanático.
Prefiero que eso que llamé intento, me salve de la pontificación.
Prefiero creer en certezas que sé que son pasajeras, que ser un humilde, más blando que un flan con leche descremada.
Prefiero engordar que cuidarme de lo que más me gusta.
Prefiero volver a escribir aunque sea una especie de teleserie venezolana, que morir con las botas puestas de las palabras que me han escrito manteniendo una coherencia que aborrezco.
Prefiero tener más de una cosa clara que no necesito escribir.
Prefiero no dormir cuando dormir implica descansar de lo que aún no me hace descansar.
Prefiero preferir lo que aún no sé, que elegir algo que termine aburriéndome.
Prefiero imaginarme a un sísifo feliz, como creo que dijo Nietzsche, que imaginarme una roca adormecida.
Prefiero la lluvia al sol sin considerarme gótico.
Prefiero no estar de acuerdo porque no lo sé que hacer de eso una pontificación.
Prefiero saber que a veces pontifico más allá y más acá de mí y no logro hacer mucho al respecto.
Prefiero escuchar esta lluvia que por fin no te abandona que ponerme a contar las horas que quedan de sueño.
Y por último, prefiero no intentar saber lo que hace que este párrafo cumpla 24 años, sino soplar las velas con un soplido de ayuda del punto final.