Friday, April 15, 2011

Quiero a mi odio



Aunque lo único que tienen en común es que los odio, hay gente que pareciera ser una especie de raza infame que vive tácitamente entre nosotros. Pareciera, además, que el odio que me inspiran no es lo único que los une, sino que algo más en común tienen, como un gen infecto que los alimenta y que debe perpetuarse por generaciones y generaciones de imbéciles. Partamos.
Decir que no entiendo a la gente que va a recitales y se siente como si estuviera en un café y no para de hablar, es poco. Se encuentran y saludan como si fueran de los pocos sobrevivientes de una catástrofe y vinieran bajándose del Titanic, todo para hablar del “asado en la casa del Negro, amigui” y la foto insólita que subió el Pelado a Facebook: “es que nadie puede”. Podría estar de público en una tocata de la banda tributo a los Quincheros y aun así me parecería más interesante lo que pasa en el escenario.
No entiendo a esas señoras que pasean a su perro y, cada vez que pasa otro perro cerca, los toman en brazo como si el que se acercó fuese Hannibal Lecter canino. Resutlado inminente: poodles tiránicos en constante estación de apareamiento. Nota mental: no odies al poodle, odia a la vieja.
No entiendo a la gente que le pone alarma a los autos pero nunca está cerca para escucharla. En este momento suena una hace 30 minutos y que el ladrón haya tenido tiempo para robarse todo lo que quiso es lo único que me alivia la rabia.
No entiendo a los que hacen doble fila en los supermercados y los que rellenan el depósito en la ventanilla del banco y no en las mesas como todos los demás, imbéciles.
Los que no saben cuando irse de una casa. Los que si saben que eres psicólogo te piden que les interpretes un sueño como si uno fuera Yolanda Sultana. Es más: la gente que anda asustada porque soñó que se le caían los dientes y punto.
Los que pontifican de ser humildes y les falta la polera de dimacofi que diga: soy el más humilde de todos. Ey, humilde #1, no salvas a nadie. Los que creen que “cómodo” es suficiente criterio como para salir a la calle con crocs. Los que creen que hacer air guitar es casi tocar guitarra y no, nadie te encuentra cool.
No entiendo a los que dan consejos no solicitados y esperan que les des las gracias. No entiendo a las mujeres que se sienten sexualmente superadas y miran a los demás con cara de “ya te va a pasar a ti”. Que te hayas empelotado en Tunik no te hace líder de una revolución. Súperalo. Y de pasada: oye tú, yogui de las alturas del tibet que te paseas por Santiago buscando tofu y verduras orgánicas, quemar palo santo no te hará regenerar neuronas. En realidad no es que no los entienda, es que creo que los odio.