Tuesday, April 03, 2007

ni fords ni blondes



No sé si es peor colgar del teléfono porque no te contestan al estilo THE NERVES o BLONDIE o que te hablen 3 horas y que cuando quieras decir algo, te cuelguen.
Si no hablaste, tal vez te quedes esperando eternamente e inventes excusas para creer en accidentes cósmicos, que son los que le impidieron al susodicho llegar al teléfono.
Tal vez culpes al transantiago.
Tal vez te digan que se estaba lavando el pelo en vez de decirte: le está lavando el pelo.
Y después dicen que el lenguaje no crea realidad.
Siguiendo con los tal vez, tal vez puedas confiar en ellos como en la multiplicación de los panes.
Pero si te cortan el teléfono, es otro el cuento.
No necesariamente peor, pero si más rudo digamos.
Por ejemplo:
Se escucha una difuminación entre la palabra me aburriste y el tono ese BIP BIP BIP del teléfono y no un VIP VIP VIP.
Resulta que cuando el pobre idiota llama a CTC ilusionado con una catástrofe en los cables de Santiago, le dicen que en esa zona no hay ningún problema.
Deberían haber telefonistas que estuvieran entrenadas para contestar por ejemplo, algo así como:
Él problema eres tú y deja de llamar porque no sólo cortas las líneas sino que le das ilusiones a gente que ya se conformó con no tenerlas.
O sea, que el universo le dice que estudie teatro o algo que lo entrene en el cara a cara, porque hasta la teléfonista de CTC, le corta el teléfono.
Si por sólo el gusto de exagerar, pensáramos por ejemplo, que le corta el teléfono una mujer de cualquier línea erótica, estaríamos autorizados a pensar, que más que teatro le vendría bien estudiar una carrera más alternativa.
Estudiar, por ejemplo, esa que enseña los diversos modos existentes para acomodar un cuerpo en un ataúd.
El problema en el fondo es más profundo que un Clos de Pirque.
Lo problematico no es que te corten, ni la posición en el ataúd que incluso ya no podrás cambiar.
El problema muestra los dientes de su gravedad pitbullera en otro momento. Ese donde ya ese gérmen de idiota camino al ataúd, decide volver a llamar y le vuelven a cortar.
Más grave es, cuando no sólo le cortan sino que se las arreglan para hacerlo, sin haberlo dejado hablar.
A ese lo mataría yo si es que no hubiera sucumbido ante semejante hechizo varias veces.
Acá no importa que la intención fuera decir las solemnes palabras de: ándate a la concha de tu madre, o esas aún peores, que dicen:
….pero es que.... mientras son atragantados con un cable peor que el que usaban en El Padrino.
Al fin y al cabo cortar un teléfono no es cortar nada ya que puede decir algunas y más de las siguientes cosas:

Ya no quiero hablar contigo.
Me aburriste.
Ya dije lo que tenía que decir.
Tengo poca plata para pagar la cuenta de este mes.
Mi abuela está enferma pero en realidad es que me salió un carrete mejor que el tuyo.
Los más osados podrían agregar un: y la llevaré a ver si se mejora.
Ya no hay nada de que hablar pero me encanta hablar y ya lo hice.
JAJAJA(disculpen pero esto es mio)
¿Para qué quieres que te escuche si siempre dices lo mismo? Asi que mejor CHAO.
A veces surge un mínimo atisbo de rebeldía que vuelve a llamar y dice si le contestan:
¿Y cómo me vas a escuchar si tú también dices lo mismo siempre?
Es demasiado fácil decir eso si nunca escuchas- dice envalentonado el cabro.
Y remata diciendo:
¿Y si nunca escuchas cómo sabes que es lo mismo?
A los humildes lectores que hayan llegado hasta aca les pido por favor que apoyen a este último cabro porque está pensando en postularse a la alcaldía aunque esté muy joven.
Por último, traten de pensar, que está pensando.

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