Tuesday, April 03, 2007

ley o la y es una matona de otra e



Se cae por un rato el miedo a insultar a la poesía.
Se cae una cadera.
Se enfría una caldera.
Se pone un calzón sobre otro calzón.
Una voz cae sobre otra. Ya era hora.
Se cae el tiempo de los relojes ajenos.
Cae la razón y por eso algo de ella se asoma.
Caes y te digo déjate caer porque tal vez, todavía te ataje.
Caes y por si acaso ponte casco.
No digo que yo no caiga.
Pero qué gusto ver que estás con los ojos igual que yo pegados a la pecera.
Caes por tu propio peso.
Y en el epitafio dirá:
Murió preguntando quién la empujó.

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