Monday, April 30, 2007

69 canciones de desamor



8 compases y no te preocupes que te hago todos los temas iguales. Me salto el coro de Under the milky way porque para qué leer el libro si existe la película. Pongo un tema de “Boy de u2” pero después de contar de nuevo 8. No te preocupes que te haré fácil la vida.
Desfiló también new order, depeche mode y 2 segundos que se le deben haber colado de Primal scream.
¿Qué grupo te gusta?
Me gusta café del mar y verve remixed.
Ahhhh bueno, ¿te has dado el trabajo de leer atrás de la caja para saber que no es un grupo?
El pelado de la música colabora justamente borrando ese lado de atrás. Te ahorra todo lo que no sea un incentivo maniático, pero si es así, que por lo menos se dedique a hacer música más que a “modernizarla”.
Es como si para ser políticamente correctos engordáramos los cuerpos de Egon Schielle o transformáramos el grito de Munch en una promesa o una esperanza.
Todo sonaba igual menos los estribillos y encima era chistosisimo que miraba casi todo el tiempo hacia el salón VIP que estaba a su costado.
Los que trabajaban en la barra parecían haber sido drogados con Soma antes de empezar a trabajar. Todo era como esas competencias gringas idiotas de quien come más hamburguesas pero acá se trataba de quien era abducido más por la música.
Si creen que soy un resentido o una mala copia de Charly Brown no entrará en discusión. Una cosa es usar canciones para transformarlas o pensarlas desde otra perspectiva y otra muy distinta es domesticarlas y ponerles bozal para que los VIPS no tengan miedo de que los muerdan.
Mientras pensaba todo esto se me apareció la imagen de Titanic y si este barco se hundiera escucharíamos en vez de Malcovich, Malcovich, Malcovich, Aflec Aflec, Aflec.
Sólo me impidió ver a todos como Aflecc, la diferenciación necesaria para no perderme de contemplar algunas mujeres realmente bellas bailando como si hubieran tomado ayahuasca.
Ni unas que compraban en la caja podían dejar de sumarse al frenesí del baile entretenido que seguían mientras esos árbitros frustrados tocaban el silbato marcando el éxtasis en el que la masa era una sola.
Una pero con el espejo en frente.
Una pero ninguna.

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