The secret s0ciety: dirty listening
De vez en cuando escuchas discos que ya habías escuchado y que te parecen nuevos cuando los oyes después de un par de años y se parecen a esos cuentos que escribiste 15 años atrás o 15 horas atrás borracho y comparten el mismo tipo de amnesia. Esa de leer algo que no sabes si realmente es tuyo pero que si no lo fuera sería de esa gente que te caería bien aunque no la conocieras. Esa gente que a veces es como tu lado B o eso que eres tú mismo y desconoces y que es tu lado a veces C.
¿por qué digo todo esto se preguntará ud si es es que me prometí a mí mismo no usar este blog nunca más como diario de vida?
Ok. La respuesta es esta: Este disco es de esas cosas tan pero tan perfectas que merece escribirle algo a estas horas. Y es también de esos discos que si quieres ponerte a escribir de las letras te da pudor. Hay letras de las que no se puede escribir y que están hechas para escucharlas como si cada vez que lo haces pudieran ser nuevas y despiadadas. No es tan fácil encontrarse con un disco que sea despiadado y te hable en tu idioma y que mezcle todo. Hay buenos discos con buenas letras y hay discos con letras horrendas y que suenan bien, pero cuando todo eso se junta tienes un disco estilo the it. O sea no un disco, sino una cosa que no sabes donde mierda ponerla. ¿es un objeto que puedes manejar o es más bien algo estilo christine? ¿Ese auto que inventó Cameron y que terminaba manejando a sus dueños? No suele suceder tan seguido que un disco te maneje o te escuche más que lo que tú lo escuchas, pero a veces pasa. Este es uno de esos casos. Hay miles de discos que podríamos rastrear con letras así de despiadadas en la historia pero si cerramos las categorías y nos vamos al español, las posibilidades disminuyen drásticamente. Déjemos de lado todo el pop español desde la buena vida a Mekano a le mans a family. Saquemos incluso a toda la parentela de Corcobado. Metamos al saco a Chinarro y algo de los Planetas y a Nacho Vegas pero aún así nos quedaríamos cortos. Sumemos las guitarras del primero de Devastations y aún asi estaremos aún lejos. Este es un disco que en realidad sólo se puede comparar consigo mismo. Y si te metes ahí tendrás que escucharlo por lo menos 7 veces para llegar a una puta mínima conclusión. Y si suponemos que llegas a una, después de escuchar las letras 1000 veces más, tendrás que calzar a lo que creías que entendías, la música que acompaña todo.
Y ahí está una de las gracias que tiene este disco. Trata de agarrarlo por algún lado y siempre terminarás como el gordito que mandaban al arco cuando el bullyng aún no era un deporte colectivo preparado para los hijos de Kike Morandé.
No es para nada casual que uno aunque no se crea snob y escriba de estas cosas se sienta igual de snob porque nadie conoce a este hueón y haya que hablar de él. No hablaré de las letras porque sería interminable. No diré su biografía porque existe Google.
Diré eso sí que no sólo no tiene canción mala sino que es de los mejores discos por lejos que he escuchado en años. Y da lo mismo la opinión en términos de influencia u objetividad. Nos pondremos piñeristas y le daremos razón al mercado. Si quiere lo escucha y si no no.
Hay discos que se ríen incluso de las alabanzas que uno les haga y estilo Brecht, esos son los imprescindibles. No hablé de las letras porque son tan chacales que ni Nahueltoro podría haber hablado de ellas. Ni sé si quiero analizarlas. Pero sí sé, que cuándo tengo tanto pudor con un disco es que sé que ya me ganó con el hola. Bienvenido el pudor al mundo. No se puede hablar de todo ni vestir a toda la calle, ni disfrazarse de nana a no ser que te hagas cargo del titiritero. Todo eso y más es este disco. Si te das la paciencia y escuchas los últimos 2 y el sentido que deben haber pensado tal vez tu mundo sea menos peor. El único consejo es escuchar, pero este disco no es un easy listening.
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