Thursday, November 09, 2006

la vega a las 7 de la tarde


Me dedico tanto a ver en los otros lo que no me gusta que me olvido que no merezco ni el lugar de sabio, ni el del rehabilitado que basa su argumento en que ya ha estado ahí para creer que la verdad se gana por repetición, para ganarse un lugar en la alfombra roja de la pontificación.
Lo hago bien seguido en todo caso pero eso no significa que esté de acuerdo conmigo mismo.
Es más, si alguien lee detenidamente esta seudo perdida de tiempo llamada greedy ugly people se podrá dar cuenta que no se caracteriza precisamente por ser un abanderamiento de la certeza.
Los más perspicaces tal vez piensen que lo que se erige como duda sea una certeza en forma de duda en busca de una mejor forma de convencimiento. Allá ellos con sus nihilismos, yo ya no estoy para eso, por lo menos desde que vi The big lebowski.
Hoy, antes de irme de viaje intento viajar.
Digo intento porque uno no viaja a ningún lado que ya no haya viajado. Hay distintos paisajes, distintos acentos pero a mí no me convencen con eso de que lo físico sea el señor miyagi de ese patético cambio llamado profundo. ¿profundo a dónde? ¿profundo de qué? Podría llegar al final de algo y sin embargo ni haberme movido de mi escritorio.
Podría citar casi todas las películas de Bergman y ser el idiota más idiota del mundo creyendo que si me aburro soy profundo y amo “el cine arte”. Que me disculpe Bergman por usarlo para dar un ejemplo tan idiota pero lo necesité para dirigirme a todos los profundos que suelen pulular a mi alrededor.
El viaje es el viaje y punto. Tal vez sólo rescate de la idea de viaje esa sensación tan hermosa de vértigo. Del vértigo de Hitchcock, del vértigo de abrir el plástico de un disco que esperabas, del vértigo de no saber si ese primer beso que querías dar iba a ser correspondido.
Ese vaivén del tiempo que se escapa de la rutina o se hace otra al engañarse creyendo que cambiar de anteojos es ver distinto. Esa sensación de perderse al doblar en la esquina siguiente y no en la indicada por map city.
Parece que hoy ya no me basta con usar la palabra viaje y vértigo en tan poco tiempo sino que arriesgándome aún más, digo que hoy soy una manzana o una acelga creyéndose flor.
Sí, únanse enemigos de todo el mundo porque he madurado.
Y si quieren enemistarse aún más, esta vez no me molesta ayudarlos.
Hoy maduré y lo hice con el acto probablemente más repulsivo de mi vida.
Hoy le dije a la cara a alguien que ciertas cosas me molestaban demasiado y resulta que todas esas cosas que intenté criticar en ese otro, son más mias que las huellas digitales.
Y resulta que me da ahora mucha vergüenza haberlas dicho aunque crea tener razón porque no hacen más que repetirme lo que fui.
Si la madurez es tan mediocre como eso, prefiero estar verde como Charly o E.T. pero no tener que sostener esos diálogos dirigidos no a alguien sino a esos alguienes que se convierten el plural de los aliens de uno mismo.
No le hablamos a ese de afuera sino que lo clonamos de manera fantasmática en la forma del odio que dirigimos a otro pero es nuestro y es un cobarde al abrir la puerta.
Y es triste el saber que ni la crítica más terrible contra nosotros mismos nos salvará de la idea de que uno no está tan equivocado.
De la idea de que ahora es tiempo de agarrar un plato y dar vuelta la tortilla sin esperar a que nos regalen esas sartenes dobles que clazan una con la otra y estan hechas para eso..
Vuelo sobre Argentina escuchando a los Pogues odiando e intentando no odiar y por suerte ellos son el mejor oso para abrazarte y calmarte. Me esperan las Quilmes y algunas disquerias, los amigos que quedan si es que quedan. Recitales, milanesas, familia, pebete de salame y queso, guerrin, pepino di napoli.
Me espera lo que ya no espero y lo que esta vez despediré sin tener que ver la mano que saluda. De tan maduro me pudro y de tan tener que decir tanto me rio ya no de mí mismo porque también me despido un poco de eso.
Adiós a todo y todos y hola a todos y todo.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home