Tuesday, September 19, 2006

impersonal



Ahora que tengo más de 30, tal vez pudiera pensar a veces que el invento del personal stereo es una invención macabra.
Un aparato individualista que se dedica a apagar fogatas.
Una forma de alienación.
Un escape del mundo circundante.
Una conversación trunca o no empezada porque el otro o no te escuchó o dejó de escucharte.
Ahora que tengo más de 30, más bien me da nostalgia no poder jugar a que no escucho y que si lo hago me siento adolescente sin serlo. Me sirvió a los 15 y ahora siento que cada vez se me aprieta más la máscara.
¿qué te pasa? me preguntaban con cara de Hogar de Cristo en el colegio cuando me veian con audífonos.
¿Por qué me tendría que pasar algo? Respondía con toda la cara de seguridad que podía poner.
En el fondo agradecía que alguien se acercara pero también era como si tuviera que luchar con ese lugar común que dice que el que no está solo debe estar mejor que él que lo está.
Recuerdo bajar a la playa en vacaciones con mi perro escuchando casi siempre Cocteau Twins en esa época y sentirme mejor que los que carreteaban en las fogatas. Aunque probablemente la gracia de los de las fogatas eran que tal vez no se preocupaban de nada más que de ellos mismos.
Ilusionaba que se me acercara una mujer que se sintiera descolocada. Que me dijera que no estaba equivocado. Que me dijera que estaba aburrida. Que se parara al lado y no me dijera nada.
Ahora encuentro eso demasiado siútico aunque si yo estuviera en la fogata probablemente intentaría acercarme a esa mujer que tal vez mezcla la pose de la solitaria con la que lo está y haciendo de eso una pose cree que lo está menos.
Agradezco por un lado al personal haberme servido de escudo muchas veces como si me pusiera anteojos negros. Y lo aborrezco por brindarme excusas y una imagen que no era tal. Era como un cerdo a la parrilla sellándose a fuego lento pero crudo por dentro.

2 Comments:

Blogger alein said...

qué buena imagen, algo rara pero buena.
tal vez, me permito opinar, había algo de timidez y, tal vez, otro poco de desadaptación, tal vez los lentes oscuros sean esa moneda de dos caras, el pathos de la distancia, la timidez, la soledad del que se aleja o del que dejan solo. dos facetas para una misma figura.

9:35 AM  
Blogger Unknown said...

Obviando el hecho de que no estarías en la fogata, tampoco te acercarías a esa mujer. El por qué me lo reservo porque ya mucho con la interpretación gratuita. Algo que ver con la imposibilidad de salvarse a sí mismo a posteriori.

12:40 AM  

Post a Comment

<< Home