Friday, January 20, 2006

the piano has been drinking

Dos de mis amigos más respetados me han dicho que no sólo no me entienden cuando escribo sino que suelo ser redundante en el acto de llevar al papel lo que ya no soporto en mi cabeza.
El intento de hoy va dirigido a ellos porque al odiarlos han hecho que me pregunte por el sentido de dar vueltas por el mismo barrio hasta volverlo desconocido. Hasta hacer que el nombre de las calles parecieran no haber existido nunca antes de la historia que grafiteamos encima.
Nombre escrito en menos tiempo del que ha empezado a sobrar, de ese tiempo que empieza a existir sólo en su abundancia, vestido tal vez de la ausencia de esa media naranja que ya no lo fue y empieza a pudrirse como eso horrible que algunos llaman naturaleza muerta y sólo está muerta si es que a alguien se le ocurre representarla.
Es así como para hablar de la sintesis que mis amigos periodistas aman, se vuelve indispensable pensar en lo que se pierde en el intento de pensar en los cáracteres en los que tendremos que encajar nuestras ideas convirtiendo las palabras a la lógica intercambiable del best seller más lejano que existe a un amigo.
Alguien dijo una vez que la escritura es una pelea con las palabras, a lo que yo agregaría que en este cuento David no sólo nunca derrota a Goliat sino que le hace creer que puede.
De esta manera, los futuros periodistas estudian el sutil arte de jugar con cartas que creen marcadas a través de las diversas técnicas de la retórica y sus derivados haciendo que juegan en el equipo de la objetividad pero perdiéndose el partido al convertirse en esa neutralidad disfrazada llamada árbitro.
Les enseñan a respetar la realidad pero mientras más lo hacen ella más se aleja. Forma de impotencia llamada descripción y eyaculación precoz llamada sintesis. Placer pero dejando claro cuál es la introducción, el desarrollo y la conclusión. No vaya a ser que se desconozcan en lo que escriben.
Creímos haber triunfado haciendo monumentos de los ases y los comodines cuando lo que en realidad hacemos es agrandar las mangas del otro para que pueda esconder más cartas.
¿Qué ha pasado que la claridad ha tomado el lugar de una verdad objetiva? ¿Qué retórica de la verdad ha dejado de ser una retórica y ha llevado a que incluso una duda tenga que ser escrita en forma de certeza?
¿ Qué problemática se ha vuelto un problema vocacional? ¿Cómo es que las frases de tus amigos se convierten en una frase de madre, diciendo lo que no alcanza a decir porque al fin y al cabo somos sus hijos, deslizando un "en una de esas podrías haberte dedicado a otra cosa? ¿Cómo es que se nos alargan tanto las preguntas?
Nos preguntamos por si tenemos dedos para el piano aunque todavía creamos más en superman que en cristopher reeves. Nos preguntamos y lo escribimos porque todavía tenemos dedos. Nos preguntamos en lo que podríamos haber sido más que en lo que somos. En el traje de la S más que en una silla de ruedas que se ríe de los oficios de la potencia al haber sabido siempre que iba a tener que vérselas con el futuro.
Escribir es entonces un ejercicio del tiempo de lo que aún no hemos sido tropezando con lo que creemos que somos y con lo que no somos. Triángulo incestuoso de nuestras propias palabras fantaseando un cuadrado.
Cuadrilátero donde más que domesticar las palabras hay que esquivarlas sin saber de antemano de dónde vienen ni con qué claridad vendrán. Son y punto y tal vez esa sea la violencia que siempre está implícita en la escritura. Si es que uno quiere escribir, claro.

5 Comments:

Blogger Q said...

Creo que es la búsqueda de clasificar lo espontáneo y de dar límites y formas.
Crecimos en un mundo lleno de barreras y eso también se le da al lenguaje.
Quizás es tiempo de independizarse o de dejarse llevar.

9:39 PM  
Blogger pablo rosenzvaig said...

en eso estoy querida amiga.

4:31 PM  
Blogger Maida Pinto said...

En Buenos Aires me compré un libro de un redactor publicitario argentino, Ricardo Palmieri. Se llama "En pocas palabras. Manual de Redacción Publicitaria para avisos gráficos y folletos". No revela técnicas ni el secreto mejor guardado para escribir mejor. Pero cuando leí el prólogo, mi compra adquirió mucho más sentido: "Me une con el autor el más intangible y al mismo tiempo más fuerte de los vínculos entre la gente que escribe: el de las palabras. Se suele menospreciar el poder de las palabras, sobretodo en esta época dominada por las imágenes, pero en rigor son muy importantes y a menudo decisivas. Una palabra basta para acabar con una amistad, un negocio, un romance; a la inversa, puede ser el principio de todo eso". "Cuatro siglos atrás, Miguel de Montaigne, en sus célebres ENSAYOS, opinó que "La mayor parte de los desórdenes del mundo son puramente gramaticales; nuestros procesos no nacen sino de los debates que acarrea la interpretación de las leyes, y la mayor parte de las guerras se deben a que somos incapaces de formular claramente los convenios y tratados de nuestros príncipes" Con sólo reemplazar "príncipes" por "gobernantes" el párrafo parece sacado del diario de hoy". Luego, más adelante, en un un memorándum escrito por David Ogilvy que el autor comparte con sus lectores, dice algo muy interesante también "La gente que piensa bien, escribe bien" La gente que no sabe pensar de una forma clara y ordenada redacta memorándums, cartas y discursos confunsos y desordenados. Escribir y redactar bien no es un don natural. Hay que aprender a escribir bien".
A través de ambas citas, lo que quiero decir (con todo el respeto a selene.cl) es que para mí las palabras son las que nos limitan por el sólo hecho de tener que escoger entre millones cuál decir para ser comprendida. No podemos decir todo de una vez, ni tampoco expresar todo lo sentimos. Las palabras muchas veces estorban cuando se quiere ser espontáneo, porque la espontaneidad significa sin intervención del entendimiento.
Cuando uno descubre un buen texto, un buen poema o una buena letra en una canción, cada palabra que aparece no está puesta de casualidad ni porque sí... ese buen texto, ese poema y esa letra que me fascinó quizás ni siquiera me hubiera llamado la atención si otras palabras hubieran sido las escogidas.
Y es por la misma razón que disfruto leer al autor de este blog y por la cual me inscribí aquí.

3:39 PM  
Blogger Unknown said...

No podría estar más en desacuerdo con Musik respecto al tema de la espontaneidad. Lo espontáneo tiene todo que ver con el entendimiento, la razón, la voluntad. En fin, a veces las palabras lo llevan a uno por delante, yo creo que en principio hay que desconfiar de ellas. Bueno, si delenguaje se trata podríamos estar toda la vida discutiendo. Suerte en la pelea.

2:16 PM  
Blogger Artemio Ruiz said...

pablo....de acuerdo, pero no puedo dejar de hacer un comentario. Todo está representado, todo, y al periodista, que mal me ha tocado serlo, le enseñan que la noticia es una representación. ¿Como abrazar a una mujer en una canción? Tarea imposible, por eso las fans en general carecen de pensamiento crítico. Lo que es yo, ni cagando me subo a un caballo después de lo que le pasó a Superman. saludos a tu blog

8:04 PM  

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