Friday, April 25, 2008

almo hadas



El momento en que uno le deja el sleep a un botón que no por casualidad te permite jugar con un 90 60 90 no es algo casual y tal vez todo comenzó cuando se llevaron mi cama y dejé para siempre el colchón en el suelo.
En un principio había cable por lo que uno se echaba a buscar novedad en el zaping después de otro día a veces igual al anterior.
Decidí no tener cable cuando quise pagar menos y me dijeron que se podía pero lo que dejarías de ver era fútbol y canales de cine. Me dio tanta risa que no pude sino quedarme sin cable.
Se fue el cable y el DVD tomó el poder pero empezó a molestarme después de la decima vez que mi elección empezó a ser guiada por “algo liviano”. Por último el zaping mantiene aún ese espíritu curioso que más de una vez hizo que me encontrará con verdaderas maravillas, casi siempre en isat.
¿Qué era lo que debía alivianarse?
¿Eso implicaba que había pasado un día en las profundidades o que estar cansado era sinónimo de algo liviano?
Y un día perdí el manual de mi control universal y ni aún buscando en Internet pude dar con la clave y debo decir que los primeros días fueron terribles porque me habían dejado sin sleep y sin poder circular por la variedad televisiva.
¿Y qué pasó?
Que apareció en gloria y majestad la ausencia del deseo.
No se trataba de que uno se enfrentará al televisor pensando en que a las 10 daban tal cosa sino que se trataba más bien de entregarse a la calentura de ese kamasutra eterno entre el dedo y el botón del channel. Por algo se llama control y por algo existen hasta divorcios que empiezan con “nunca me pasas el control” y terminan en las peores tempestades.
No sólo no había cable sino que de las 5 o 6 posibilidades que quedaban la televisión pública me acorralaba cada vez más. La almohada, los libros pendientes, la pared y el techo empezaron a volverse más interesantes como esas mujeres que a veces se van de viaje 3 meses y vuelven siendo otras.
Busco almohada en el diccionario y uno dice que viene de “khadd” que significa mejilla lo que me hace pensar en que cuando se inventó la almohada no habían televisores.
En otro lado se habla de una secta llamada “almohades” que viene del árabe muwáh.h.id que significa unitario.
Y ahí está todo el tema tal vez.
En querer dormir y no desvanecerse. En dormir sin hibernar, y aguantarse a las ovejas.
Con tantos enemigos reales o ficticios, tal vez sea tiempo de hacer las paces con la almohada.

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