SHE rpa
Desde Cartagena y no de indias, el mundo se ve como una carta ajena, como una carta robada o peor aún como una cara ajena pero no de las que uno desprecia sino que ésta se parece a esas bombas que le fascinaba poner a Hitchcock debajo de los sillones.
Te ven de afuera y tú no sabes que en realidad no te están viendo a ti sino que miran y se rien mientras se alejan del destino que ellos acaban de conocer pero que tú desconoces.
Algo va a explotar y tal vez el único que realmente te entiende es el tic tac.
Miras por la ventana desde la residencial Europa y los gestos son de un año nuevo que ya te parece demasiado viejo para festejar nada.
Se festeja que el calendario contrate por nosotros al asesino aunque él no sea el que pague sino que lo hacemos nosotros con culpa, mandas y promesas.
Vivimos pagándole al calendario aunque yo le sacaría la chucha.
Y pensar que me gustaban los años nuevos antes pero tal vez ahora los odie porque me recuerdan que ellos cambian y yo no.
Es como si sintiera que hace como 7 años que ya no cumplo años sino que los acumulo.
Me he convertido en el rey de la acumulación.
Acumulo cuentas, deberes, y sueños.
Acumulo líquidos en órganos que ya no tocaran.
Acumulo explicaciones mulas.
Es difícil acostumbrarse a esperar a que te saquen las cosas en vez de renunciar antes a ellas.
Quiero para este año menos estantes y más bolsas de basura.
Quiero restar sin restarme.
Quiero querer y no que cada pelea que invento sea un recurso para creer que se me aliviana la tarea.
Si las cosas siguen así, necesitaré un sherpa.
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