le haine
Me encantaría poder odiar al odio y terminar de una vez por todas con esta farsa de intentar creer que hay algo siempre profundo en lo que intento decir.
Mi perra me sigue repitiendo que soy un idiota y que la acaricie porque sabe que no hay nada importante que decir.
Sabe que mientras más busque la importancia, más palabras vacías comandaran este hal 9000 que en realidad se llama teclado.
Tiene tantas posibilidades para nombrarse que se ríe del que intenta teclearlo.
Hoy se ríen de mí los taxis. Se ríen los teléfonos descolgados y lloran los payasos.
Hoy la nariz es verde y el loco no tiene balada sino que quiere balearse.
Hoy no es hoy y envidio a los animales que hibernan y a las boas que viven de una misma presa multiplicadamente.
Envidio al Delorean de Michael Fox y a la dimensión desconocida.
Envidio a casi todo menos a mí.
Los que creen conocerme tanto, ahóguense en su manual de Castaneda, donde siempre los nuevos descubrimientos suplantaran a los viejos en su nostálgica buena onda y si no les basta, aún les queda ahogarse en su chantatún de turno.
El agua más pura de su mantantial.
6 Comments:
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en realidad podria, y querrria , decirte tanto, pero la eterna recursividad retorica - que n qiere decir mucho y asi y todo escuchar tanto-. me impide llegar a alguna parte
hay un tema de el robot bajo el aguia que lo resume todo: lo unico que hay que entender es que aqui no hay nda que entender , el universo es u8n apista de baile y nosostros somos, lo parlantes
reconociendo las cosas...
me gusta... saludos
interesante pero más me gusto la foto de schiele
jitano: a mí también
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