Monday, January 01, 2007

Parece que el techo tiene una nueva gotera



Me molesta profundamente la sensación de que uno debiera sentirse en estas fechas navideñas como Tom hanks después de perder a su esposa.
Pareciera que si uno no tiene cena familiar y no desea recibir regalos eso da el derecho a que todos los demás se crean la Meg Ryan que viene a salvarte con ojos de Hogar de cristo.
Es como si la soledad fuera realmente otra si todos están acompañados y tú no. Es como si a todos les diera ganas de ser la madre de Jessica Stein e inscribirte en las citas de los diarios.
Es un lugar común pensar que uno se siente más solo mientras está más acompañado o mal acompañado pero también lo es el que la soledad puede ser el alimento de todo tipo de compañías que da lo mismo que se mientan a sí mismas. Lo que duele es que alimenten tu cobardía de piedad católica que mendigan acompañarse para no asumir que eres cobarde y prefieres mentirte a ti mismo.
La soledad a veces es como esa frase de W Allen que dice: “ no es que le tenga miedo a la muerte sólo que no quiero estar allí cuando suceda”.
Escribir sobre la soledad y sobre todo en la época de los blogs es un poco lo mismo.
Un blog no es el techo.
No es un libro con línea directa con el escritor para que te conteste tus dudas o te certifique que entendiste bien.
A veces no basta con que ese libro te haya cambiado la vida sino que esperas que alguien te diga que no te volviste loco definitivamente.
La línea entre autorizarte en tus formas de ver la vida o sentirla y que los demás ya no sirvan para decirte nada es demasiado fina. Es la línea que divide los sentidos de las calles, escrita con tiza en la lluvia.
Es creer que entiendes todo y en realidad sólo es un paraguas para cubrirte del temporal que se trama en tu cabeza y que hace rato ha despedido al meteorólogo.
La soledad no se escribe sino que lo que queda en el papel son sus peones que creen ir a la batalla a pelear y sólo son carne de cañon.
Creemos que ya la perdimos en la esquina como en una película de espionaje y vuelve cuando te dicen eres un mezquino cuando te creía generoso.
Vuelve en cada momento en que el otro ya no está y perdimos lo que creíamos que eramos cuando el espejo de ese otro estaba ahí.
- Jajajajajaja. Eso creías que eras? - pregunta la soledad.
Bueno. Entonces sigue siéndolo a ver si te basta con mirarte en el espejo en el que te afeitas de vez en cuando.
¿Te has preguntado si te bastará con mirar sin poder imaginarte a esa que te miraba todos los días?
¿Pensaste en volver a escuchar a divididos cuando cantan qué ves qué ves cuando me ves?
¿Pensaste en que si te veo yo no te ve nadie más que tú?
¿Pensaste en leer sin tener la necesidad de recomendarle ese libro a alguien?
¿Pensaste en cómo hacer para dejar de esquivarme?
Tal vez el día que lo hagas, dejarás de creer que me conoces y aunque suene a tarotista de matinal, empezarás a conocerte más a ti mismo.

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