meat is murder

Uno es el nazi cuando se aguanta la cantidad de estupideces que hay que escuchar en un asado en nombre de la normalidad.
En nombre de la alegría.
En nombre del comamos el asado tranquilo.
Puedo aceptar que soy un imbécil siempre y cuando definamos porque yo soy eso y los otros no son nada.
Hasta el día de hoy no entiendo del todo por qué uno es el pesado y los otros amparados en el sentido común no se nombran como nada sino que sólo nombran a eso que queda fuera de la foto.
Ya llegó el arrogante.
Ya llegó el que se las sabe todas.
Ya llegó ese que habla de más.
Prefiero llegar a vegetar.
Prefiero llegar a que mis palabras lleguen antes que yo.
Prefiero hacerlo a no saber por qué estoy ahí.
Me acabo de pisar la cola porque en realidad nunca sé muy bien el porque de las razones de estar.
Ojalá nos lleváramos la sala de estar a todos lados para no tener que justificarse eternamente en nombre de lo que a veces no se sabe.
Es como si para opinar uno debiera llevar a su patrocinante a todos lados porque los demás ya lo tienen.
El que patrocina los “porque siempre ha sido así”.
El que pone poder para decir es que es obvio.
El que dice es que tienes que ser tolerante.
El que argumenta que todas las verdades son iguales hablando desde una.
El que lo pasa bien porque en realidad no quiere pasar por ningún lado.
Hagámoslo altiro?
Ni cagando.