Monday, January 29, 2007

Fox in the s...how



Tratando de llegar a casavettes y coqueteando con Corín Tellado. Pirateando a Peckimpah y actuando como benigni en su etapa más impresentable. Queriendo callar y pareciendo a uno de los mimos del transantiago.
Esto es la verdad y la distancia con los ideales traspasados a través del árbol genealógico no se contentan ni con mucho ni con poco sol ni con un piquero ni con una sequía.
Uno no es jamás el que ya sabe que caerá de la soga colgando del precipicio. Pero el pensarse equilibrándose sin red, puta que da miedo y al mismo tiempo te hace saber que debes seguir caminando si es que aún intuyes que hay algo más que esperar.
Te hace seguir si es que ya sabes que si sobrevives volviendo, era mejor caerte.
Hoy, hay demasiado que ya no quieres esperar.
Y hay demasiados que se cansaron de pedir y por fin es que uno quiere dar, odiando la piedad y la gratuidad.
Sólo está pendiente el coqueteo con una de las frases de Luca que menos me ha gustado mucho antes de que descansara ahí en Avellaneda para siempre.
No sé lo que quiero pero lo quiero ya.
Si no sé lo que quiero no quiero nada, es lo que siempre le he retrucado, aún por encima de las ginebras bols y de sus frases más notables.
A veces quiero un De Lorean y otras veces lo aborrezco.
A veces quiero olvidar pero recuerdo siempre que quise hacerlo.
A veces envidio a Carrey en Eterno resplandor y otras veces me da pena.
A veces quiero de mascota a la marmota de Murray pero instantáneamente recuerdo que la vida no es vida si ya sabemos qué es lo que pasará.
De vez en cuando me corrijo a mí mismo cuando creo odiar a los Poodle y en realidad odio a sus dueños.
Me corrijo cuando deseo un perro con pedigree y sé que jamás lo amaré como ese que aparece sin que lo busques. Ese que ya tiene más nombre que tú a los 3 días de nacido.
No me corrijo cuando si sé, que recuerdo que jamás me he sentido bien cuando he hecho trampa y he ganado por ejemplo robando fichas en el Ataque.
No quiero el masoquismo de esperar que ahora me ataquen a mí ni de atacarme.
Quiero no querer controlar el tiempo. Quiero que no me controle tampoco a mí.
Quiero la realidad del silencio, de lo incómodo sin llenarlo de palabras, del aburrimiento como lo real y no la realidad.
Cuando sabes lo que quieres y te cansaste de esperarlo y te cansaste de mirarte al espejo antes de salir y empiezas a no cansarte de cansarte, es cuando por fin empiezas a verle a Sísifo por encima de la roca, una mueca de felicidad.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home