Sunday, May 07, 2006

Una noche en la floreria

Ayer a la noche se me ocurrió ver broken flowers y lo que intentaré decir carece absolutamente de memoria a corto plazo y parto pidiéndole disculpas a Jarmusch por retroceder unas 30 veces su película jugando con sus tiempos.
Primero: el título nunca estuvo mejor puesto.
Las flores siempre salen arregladas, menos las de su casa cuando vuelve y están marchitas.
El broken es fascinante porque no tiene que ver con las flores sino con un comodín usado por el que no sabe qué regalar.
Brindo porque uno de mis directores favoritos sigue subiendo la apuesta haciendo que me den ganas de seguir manteniendo mi chanchito llamado twinings established earl grey tea, con monedas de quinientos.
No hay nada más vertiginoso que ver una película nueva de alguien que te gusta, como si te juntaras con esa novia que te pateó cinco años antes y rezas para que sea lo que tu imaginación imaginaba.
Jarmusch como novia imaginada es lo que para algunos es Pamela Anderson después de operada. Perfecta como esa idea de perfección realmente perfecta. Para mí es recordar las caras de Bill Murray y tener que hacer algo porque Pamela no me calienta.
Debo decir que me daba miedo saber que estaba Sharon Stone, Bill Murray, Chloe sevigny, Julie Delpy y Jeffrey Wright porque podía volverse una película de cameos estériles. Nuevamente Jarmusch me sorprende haciendo una película sobre la paternidad y el peso del pasado que tautológicamente me ha pesado.
Hace tiempo que no veía una especie de road movie en donde nada cambia y el viaje es sólo físico.
Las caras de Bill Murray son las mismas al principio que al final y me fascina que entre las intenciones y los actos las moralejas queden incompletas.
Aún tengo en la retina la forma en que Jarmusch lentamente muestra como el mundo apabulla a Murray sin que éste pueda dejar de sentir que la realidad es un decorado fijo que no puede ser cambiado.
Murray observa todo como si estuviera en esas cabinas porno donde se puede ver pero no tocar. Es como si esa abulia externa fuera la muestra de todo lo que le sucede por dentro y que cuando llega a contactarse con el mundo aparece como un John Holmes después del vigésimo acto.
Un lugar donde siempre se llega tarde y no se sabe si se gana o se pierde pero se abre una apuesta por un minimalismo que no es estético sino ético.
Que alegría es que a veces no te alegren pero te hagan vivir por un momento en la realidad. Eso me alegra sin sentirme en una postal village.
Eso es justamente eso.
Ni esto ni aquello.

1 Comments:

Blogger g.scott said...

el bueno de bill murray es como de esos amigos de tu viejo que son mu buena onda. Esos que te dan tragos y te hablan de minas. como olvidarlo en caddyshack. pero de esa generacion bendita lejos mi favorito es el gran , querido y siempre recordado john belushi.
Animal house y blues brothers traen a mi memoria momentos muy buenos.
Saludos
Te debo una birra

6:24 PM  

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