Saturday, December 15, 2007

bip bip bip



Me río de mí mismo porque reincidir en el blog comienza a tomar un tono medio hood robin y si sigo así entonces mejor me voy a la iglesia.
Vengo llegando a mi casa con una pulsera VIP fluorescente en mi mano que me garantizó vino gratis, patés varios y un sillón muy cómodo.
Eso sí, era un sillón que no jodía a nadie porque estaba al final de todo. Lo que se agradece en todo caso.
Desde el sillón y varias copas de por medio me puse a pensar que esa es justamente la razón de que los VIPS tengan sillones.
Un borracho vip siempre se ve digno en un sillón si tiene la intención de disimular. A uno de la popular se le hace más difícil, sobre todo porque suele estar más iluminado y porque no ha pagado el anónimato del disimulo.
O estás parado o estás en el suelo.
En un sillón vip hasta te la puedes dar de interesante o de aburrido. En el suelo eres casi un indigente.
Otra cosa peculiar es que de un VIP no se puede bajar con la copa.
Tal vez porque los de abajo la utilicen mal o porque pudiera ser un signo que alborote el gallinero.
Yo me pregunto cuál es la diferencia entre una copa abajo y una copa arriba.
Tal vez sea el orden y demás que sí, pero es como si uno al bajar perdiera su derecho al vidrio y tuviera que acostumbrarse al plástico.
Una copa abajo es una posible arma mortal en manos de los que van a pie. Y sé que exagero pero los recitales son cada vez más parecidos a las autopistas.
No discutiré acerca de los VIPS porque a veces me gustan demasiado. El tema no es ese, sino que no hay que confundir una cierta realidad construída a pulso por el mercado, con la estupidez.
Este VIP por lo menos no jodía a nadie a no ser que alguien estuviera pasando hambre y los canapes fueran un tema de supervivencia.
Si uno tomaba vino o se sentaba en sillones no lo hacía por lo menos frente a las narices de nadie ni obligaba a nadie a tener que verme antes que ver el escenario.
Podemos seguir manteniendo la metáfora de la altura y que 20 puedan ver a 200 bien juntitos pero no revueltos, pero si pensamos que hay un escenario de por medio y no nos pegamos la paja de que tal vez esos 20 hayan traido al que está sobre el escenario, podemos pensar que sigue siendo una manera medianamente justa.
Por último, soy un hijo de puta pero no te lo refriego en la cara.
Y me da tristeza que los que a veces hacen las cosas a pulso sean los que más se arriesgan.
Y ahora somos tan modernos que sí, traemos a Iron Maiden, pero sin hacernos cargo de que hace unos años Medina decidió por todos.
Ahora es negocio para los que los traen y no es negocio el matonaje para que no haya lugar donde puedan tocar.
Y a los fanáticos sólo les importa ver a sus ídolos. Sólo les importa pifiar todo lo que se entrometa entre ellos y su fanatismo.
O sea que al fin y al cabo estamos cagados.
El VIP también está abajo si soy parte de la mayoría de la pifia.
El VIP fue el que escupió desde la cancha a Nick Cave para después aullar cada vez que Cypress Hill decía weed. El Vip es cualquier cosa que suene fuerte sea del estilo Chavez o del estilo Lennon y su metáfora de las joyas.
El VIP es el monstruo de Viña cuando da sintonía olvidándonos del que la mide y la sintoniza.
El VIP es lo contrario a la tarjeta BIP. El Vip es in y no trans. El VIP mira de arriba y de afuera. El Vip es privado.
El VIP está en cada uno de nosotros pero eso no significa que nos tengamos que caer bien.

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