Tuesday, April 01, 2008

into the groove



Alguien me dijo hoy que into the wild era increíble y ya no pude discutir. Ya no tenía sentido decir todo lo que podría haber dicho y terminé diciendo algo así como: Bueno….. tiene un par de cosas que podrían haber sido distintas. O sea no dije nada.
Lo que podría haber sido distinto en esos términos es una película entera. Todo podría serlo.
Y recordé que en algún momento patético, que ni el típico “basado en una historia real” salva, aparece en una toma un libro con el nombre de Thoreau.
No recuerdo si decía Walden pero es probable.
Faltó que al lado de ese estuviera el manifiesto de unabomber y habríamos estado completos. Y con El lobo estepario, ya habríamos tenido un orgasmo.
Es la película perfecta de la moraleja de que estar desconectado es conectarse con uno mismo.
Que dice que el costo de la libertad es morirse.
Y peor aún, no cualquier muerte sino aquella causada por confundir una planta con otra en tu manual sopena de bolsillo vacío.
Es la moraleja de que perderse es encontrarse mientras volvemos a creer en las utopías sentados en el nuevo sillón de cuero.
Es sentirte vivo con un muerto pero no tener los huevos ni para hacerle un duelo. Que bonito. Que verdadero. Que increíble… pero pasemos a otro tema mejor.
No sólo nos redescubrimos a nosotros mismos sino que rescatamos a Eddie Vedder que encima nunca necesitó ser rescatado.
Sus canciones son notables, algo siúticas de vez en cuando pero lo peor de todo es el uso que le dan. No es su culpa en todo caso.
Eddie no fue la bestia de Maiden sino que lo editaron hasta el hartazgo pero seguramente él es más hippie incluso que todos los de la película juntos y le dio lo mismo.
No negaré que quise que no muriera el protagonista y que más de una vez le creí más a él que a los que hablaban de él.
En realidad me molesta bastante que hablen de alguien que supuestamente entró en “lo salvaje” desde afuera de la jaula. De una forma tan pintoresca. No recuerdo cuantas veces salen letras sobre la pantalla en la película pero me parece que aún la naturaleza no sabe leer y si es que lo hace no es descifrable totalmente por nosotros.
La semana pasada por casualidad vi “the countfeiters” y después de verla supe que había ganado el oscar a la mejor película extranjera por lo que automáticamente comencé a relacionar todo lo que no me había gustado con eso. Si existe un premio generalmente asociado al lobby de lo políticamente correcto es ese.
And the winner is: Chofishial estory dijeron cuando el mismo año estaba papá salió en viaje de negocios. Y claro, es preferible una historia oficial que aunque ironice traiga de vuelta a un padre que un padre que salió de viaje. Por lo menos al de la historia oficial lo podemos premiar en vivo porque el otro no se sabe cuando volverá.
Y claro, me sentí estúpido.
Viéndola me pasó que en algún momento empezó a molestarme el cambio que hace el personaje principal del egoísmo al altruismo y del narcisismo al ascetismo.
Pero igual me lo creí o me pareció verosímil sobre todo porque no es fácil ser un hijo de puta toda tu vida. Hay que ser demasiado consecuente.
The countfeiters parte bien porque le agrega al tema de los campos de concentración y el nazismo un dato que no todos conocían y es lo que podríamos llamar la sección vip de los campos de concentración. Que podríamos llamar “Ausch vip”.
Es interesante que los nazis dejaran vivir a determinados judíos y los tuvieran en mejores condiciones porque eran especialistas en determinados oficios y al mismo tiempo los consideraran inferiores. Si quemaban libros por millones era también porque quemaban el mismo saber que los hacía especialistas.
Es terrible ver como un saber determinado hace que estés vivo mientras al lado matan a tu familia. Si existe un contexto indicado para usar esa frase de “no quiero saber” es este.
Y a diferencia de “la vida es bella” que podría haber sido dirigida sin ningún problema por Mel Gibson, acá lo bello y lo feo conviven en el mismo espacio.
Es difícil teniendo nazis en un campo de concentración no tener malos malos porque sería algo así como tomar nescafé en Colombia.
En todo caso, la película no se queda pegada en eso sino que muestra a los victimarios y a las víctimas en cada uno de los personajes. O muestra a las víctimas como victimarios de otras víctimas. Eso sí, se cae cuando intenta mostrar a los victimarios como víctimas.
Y nada de esto es menor.
¿Pueden ser felices las víctimas por salvarse porque sirven a los intereses nazis mientras matan a todos los demás afuera de tu salón vip convirtiéndolos un poco en victimarios?
La respuesta a esto está en varias partes pero lo que más le debe haber fascinado a Hollywood es (y lo diré en clave para no arruinarles el final a los que no la vieron) la escena donde al protagonista le ofrecen una botella de champagne casi al final.
Lamentablemente ya sabíamos que algo aprendió mucho antes de eso pero hay que asegurarse de que nos llegue el mensaje por si acaso. Para poder dudar de eso existe Sundance que es cada vez más una filial. Algo así como into the independence.
Por algo existe un día de la independencia.
Hace rato que todo lo que ataca es convertido en extra.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

countfeiters es benigni antes de la lobotomía y antes de creer que podía dejar a t waits y a jarmusch creyendo que su vida sería igual de bella.

4:13 PM  

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