Thursday, February 21, 2008

cambiense el nombre las veces que quieran que siempre me han gustado

el que me pelo su primer disco devuelvalo

Hasta hawkins mueve la pata

si no sabe que decir sople

babel y funa a dogma



el que busque a kate se ha equivocado de lugar

el arte no será real pero tu demasiado

llamarte cohen no esta de mas

say something

deadly syndrome

Tuesday, February 19, 2008



El local se llama ahora “donde el guattón de Bustamante” y las dos t no son un error de ortografía.
Lo que sí tal vez sea un error era la mujer que ante la frase “ Después si que vas a probar una vienesa” contestó con una mirada como de “ tú si que le pegas a la poesía”.
Y tal vez el peor error fuera tener hambre y estar presente ante semejante despliegue de lenguaje.
Me fui con el Barros luco en la mano y no pude dejar de recordar a Calamaro cuando dice en “son las 9” “Son las 9 yo creí que eran las 3 todavía no pude comer” porque han pasado dos horas y el churrasco sigue siendo una vienesa.
¿por qué tuve que escucharlo? ¿Por qué no esperé afuera?
Lucho por conservar la imagen de su polera arremangada para olvidarme de su cara cuando lo dijo.
Pero no puedo y su frase se ha convertido en una multiplicación interminable de ovejas.
Y el que quiera hacer una interpretación de homosexualidad reprimida que lo haga pero por favor que saque de mi cabeza la boca del musculoso diciendo eso.
Sepan que él no es realmente lo que me molesta ya que creo en la posibilidad interminable de decir idioteces. El tema es la duda de cómo es posible la existencia de alguien que es capaz de recibir eso como un piropo.
Después sí que vas a probar una vienesa se me repite en la cabeza y me imagino a ese espécimen creyéndose rocco sifreddi y por más que me quede claro que era un idiota lo que me dejó pegado fue la mirada de complicidad de la beneficiaria de la vienesa.
Lo estaban pasando bien y yo iba en busca de un sandwitch porque me daba paja cocinar.
Me fui pensando que estaba hecho un facho de mierda porque mostrar la vienesa y que eso les permitiera disfrutar de la complicidad y que la risa arremangada tuviera respuesta no era digno de ellos.
Reviso mentalmente lo que lei en la universidad acerca de Palo Alto para ver si alguna teoría me salva de la duda y es peor.
Imagino la misma escena en un casino gringo donde el hombre de turno dice: “Después si que vas a aprender de palo alto” y cuando llego a mi casa le cuento todo esto a mi perra mientras la veo devorarse el barros luco.


Esto si que es de todas formas una irresponsabilidad ya que debería estar terminando una pega o por último escribiendo la forma de mi cabeza en la almohada.
Pero no hay nada más adictivo que inventar excusas para buscar en la “adultez” otros tipos de enchufes en los que meter los dedos.
Empiezo a odiar la idea de que madurar es que se te acaben las excusas o que ya no te sirva que convencer a otro de algo te convenza a ti.
Al principio si eres tímido los demás te confirman o te destrozan. Luego empiezas a no creer en la confirmación y si no te confirman lo que eres pueden servirte para confirmar que no quieres ser como ese otro, o sea te confirman igual.
Peor todavía es llegar al punto donde intentas no convencer para convencerte.
¿Con vencerte te sirve?
Nadie gana ni nadie pierde porque siempre somos vencedores vencidos como diría el indio solari.
Fantaseamos con prestarnos a nosotros mismos un poco de hyde y a veces en realidad el que está a préstamo es jekyll.
Si quieres matarte y hasta eso te sale mal vas preso porque puedes ser dueño de todo menos de revocar ese contrato que nunca firmaste.
Es paradójico querer descansar de querer descansar.
¿Cómo es que algo te falta tanto que no puedes más que abandonar la búsqueda y querer ser la falta misma?
¿Qué haces cuando fuiste por una temporada al infierno y hasta tú mismo estas en huelga?
Les dices a los del aeropuerto que sólo venias por una temporada y te dicen estilo guardián de Kafka: Señor ud está equivocado. La temporada efectivamente existe pero esa ya la tuvo del otro lado. Cuando decimos temporada es en el sentido de esa gente que cuando dice que tuvo una mala temporada se refiere a los ultimos 50 años.
Le hablas a tu espejo y sólo ves cenicientas.
Llegaste a tu casa y te cambiaron la chapa. Llegaste al paradero y te tocó la micro enchulada.
Y te despertaron diciéndote que era el fin del recorrido.
Y la gente sigue aburriéndote y de vez en cuando agradeces ese alzheimer de relojes que uno que otro te regala.
Te cansaste de odiar de los ojos para afuera para odiarte menos en el inverso de tus párpados y cuando quisiste hacerte cargo de eso te diste cuenta de que incluso odiarte sería valiente.
No te odias ni te amas porque naufragas entre esas dos orillas.