Thursday, May 24, 2007

no ahora



1. El que entre a una librería y su primera decisión para ver libros esté guiada por la sección ficción y no ficción mejor deje de leer.
2. El que crea en la objetividad de la No ficción también.
3. El que no quiera probar unos guantes nuevos andando en bicicleta a las 7.30 de la mañana escuchando the clash camino a la pega se lo pierde.
4. El que crea que la vida es un horóscopo se gana toda mi envidia.
5. El que arma el puzzle de 1000 piezas y va por el de 2000 con cara de felicidad tarde o temprano tendrá que pagar el crédito o peor aún el multicredito.
6. El que crea que la vida es una lotería que siga viendo tele.
7. El que logre enfrentar al mundo sin anteojos negros pero con ignorancia que pase de largo.
8. El que necesite los anteojos para sí mismo también.
9. La que no tiene miedo que me convenza.
10. El que se arriesga con las cartas marcadas es un winner y no un ganador.
11. La que gana porque se le da la gana me cae bien.
12. El otro se tropieza pero también tal vez me gana.
13. El looser que pierde queriendo ganar merece un trago.
14. La que hace de su pérdida una identidad queriendo ganar algo, que juegue en otra mesa.
15. El que come en la cama me da mucho que pensar.
16. El que lee parado me deja pegado.
17. La que no lee porque cree que nadie tiene nada que decirle me da demasiada risa.
18. El que no es yo hoy me da envidia.
19. La que cree que discurseo y tiene razón también.
20. El que está de licencia no me da licencia.
21. El que dijo que la vida es sueño no tenía que marcar tarjeta.
22. Si la vida es sueño no es un libro.

Saturday, May 12, 2007

infanticidio



":::Estando en Bruselas, una tarde de domingo en esa gruta del tesoro que es el Musée des Beaux-Arts, quedé de piedra cuando vi un cuadro con dos títulos: Paysage avec La Chute d'Icare - Landsckap met de Val van Ikaros.
El primer idioma era el francés de todos los días, pero el otro, el flamenco, convertía el nombre en título nobiliario: Val van Ikaros.
Casi antes de verlo supe que iba a ser mi cuadro favorito para siempre"

"...En 1959 yo era director del "Lunes" de La Habana, revista literaria de cierta importancia. Entre sus importaciones hubo un poema de W.H.Auden, el poeta angélico que llevaba en la cara un mapa del infierno, entonces traducido por primera vez al español.
Se titulaba "Musée des Beaux-Arts" y empezaba así:
"Sobre el sufrimiento no se equivocaban/nunca,los Maestros de antaño" Y más adelante seguía diciendo Auden, el maestro de hogaño: "En el Icaro de Brueghel por ejemplo: cómo se desentiende/todo,pausadamente, del desastre; acaso/ el labrador oyera el chapuzón, el grito/ desolado, pero para él no era un fallo importante;/ sobre las blancas piernas que engulle el agua verde/ brilla el sol como siempre. Y la costosa, delicada nave/
que ha tenido que ver un portento: un muchacho/ caer del cielo, debía ir a algún sitio/ y continuó tranquila navegando."

Cuando puse los pies en Bruselas en el tormentoso Invierno(mayúscula por favor) de 1962, no iba pensando en Breughel. Tampoco iba pensando en Auden, cuyo rostro geográfico era ya historia antigua. Iba pensando en un sitio limpio,caliente y bien alumbrado donde pasar la tarde del domingo.
Los cafés eran caros, el cine, como el amor, es para las noches: y la iluminación profusa turba la intensidad de la pasión. Qué tal un Museo, gente?
Teniamos que dar una caminata desde la sofocante pensión Mimosa, por las desoladas avenidas donde montaban atenta guardia los muñecos de nieve.
La modernización concienzuda de Bruselas había conseguido lo que la ocupación nazi no pudo, destruir lo que en tiempos fuera una bella ciudad. La aniquilación de todos los edificios Art Nouveau que creara el Barón Horta para hacer de Bruselas la Capital del Estilo Moderno, mucho antes de que la ciudad floreciese como capital de Europa pero sin estilo, ni moderno ni no moderno, era ya entonces el pan de cada día, sin sal y sin manteca. Después del desayuno venían la Place Stéphanie, La Porte Louise, la Rue des Quatre-Bras, y bajar por la Rue de la Régence para salir al Petit Sablon, una de las plazas más bonitas del mundo, con las figuritas allá arriba que Breughel habría reconocido al instante como otros tantos miembros de las antiguas corporaciones. Y ya, a menos de doscientos metros, el Museo de Bellas Artes, bello él.
Alto! Mire a derecha e izquierda! Va Usted a cruzar la calle Bodenbroek. Si no se fija acabarán doliéndole las muelas.
Voilà! 3,Rue de la Règence. Le Musée des Bozar,ouvert de 10 à 17h.Fermé les lundi ( Lundi si que estaba cerrada por la censura) Entrée 5F. Exonerés de droit d'entrée: invalides de guerre, membres de familles nombreuses, peintres et veuves d'artistes. Aussi l'ancien directeur de Lunes.
Táchese lo último. La nieve engaña los ojos.
También se engañaba Auden. No es verdad que todo el mundo del Icaro se muestra indiferente.Indiferente al sufrimiento sí, pero no al suceso.
El pastor, por lo menos, está mirando más allá de las ovejas. Tampoco su perro se muestra indiferente. Como todos los perros de pastor, se aburre cuando no está disciplinando a las ovejas, y se le nota. En lo que podríamos llamar "Icaro segunda parte"(Probablemente copia de Brueghel el Joven) el pastor no sòlo busca respuesta en el cielo, sino que está apuntando ¡Mirad, mirad! Allá en el cielo: es un ave? Es un angel? No. es el viejo Dédalo que planea sobre la escena de la catástrofe como un padre lejano.
En este Icaro nuestro pastor presta una mínima atencìón al padre volante pero vuelve la espalda al suceso principal, que es Icaro que se ahoga.
El osado joven con arreos de vuelo ha caido entre un galeón,obviamente español, anclado en la bahía y un pescador absorto en las rocas. Ni el marinero ni el pescador se dignan echar una mirada al chico que cayó del cielo. ¡Plaf!
Qué pensaría Icaro mientras se ahogaba? Según un mito popular, al hombre que se ahoga el Gran Productor del cielo le hace ver su vida entera justo antes de ahogarse, como un último pase de película. esta vez el que pensaba era Breughel mientras se ahogaba el joven. Pensaría B en su autorretrato juvenil? Dijo entonces, recordó, escribió el 27 de Abril, en la última anotación de su diario: "Viejo padre, viejo artífice, sé mi apoyo ahora y siempre" Estaría pensando en Dédalo o en el heterónimo Hyeronimus Bosch?
Volvamos al caballete. En el centro del cuadro hay un labrador vestido muy a lo medieval. A alguien se parece mucho. Ya me acuerdo. En un viejo número de Punch había un chiste con un labrador medieval que estaba también arando, vestido exactamente como el labrador del amigo Breughel. A su lado hay un segundo personaje: no un labrador, sino un villano con aire de villanía. Podría ser el pregonero. Viene del pueblo que se ve en el fondo, con su iglesia y su castillo. El villano le está gritando al labrador:"Sabes qué? Hoy es el último día de la Edad Media" El labrador, un Piers Plowman a la flamenca, está ara que te ara su parcela como ara el caballo, nada de bustrófedon. El cuadro en el que siempre estará arando se titula La Caida de Icaro, pero la caída no es más que un incidente secundario, una futesa. Sólo la contempla una perdiz grandísima que la ve con un sólo ojo, a vista de pájaro.
Perdix, perdiz (Breughel se sabía el tema al dedillo), era el nombre que daban los griegos a un joven aprendiz, un ur-Icaro que fue asesinado por Dédalo (porque sabía demasiado, claro).
el anciano artífice tiró al muchacho de cabeza al mar, desde un acantilado. La muerte de Icaro es la venganza de la perdiz. En aquel entonces nadie más que Brueghel sabía qué pintaba esa perdiz en el cuadro.
Salta a la vista que la pintura, tan rica en alusiones, es además una ilustración de un dicho medieval: Nunca se para un arado por alguien que se está muriendo.
Klee declaraba que, al pintar, siempre "sacaba una línea de paseo". Brueghel sacaba de paseo a la pintura. "El arte ocurre" dijo Whistler. No hay prueba más evidente que el arte de Breughel: algo está ocurriendo eternamente.
El decía pintar "naer het leeven", de lo vivo. Pero Icaro cae en un paisaje mental. La caída, suceso mitológico, es lo único real. En los cuadros de Breughel, incluso en sus alegorías, como "La caída de los ángeles rebeldes", siempre hay gente real cayéndose. casi todos son ángeles caídos, pero no es del todo seguro que los ángeles blancos no se estén cayendo también.
A diferencia de Leonardo, a Breughel no le interesa el vuelo sino la dureza de la caída, sea de ángeles o de hombres con alas.
Cartier-Bresson decía que Breughel "captaba el tema en el momento justo". La caída de Icaro es el cuadro donde la cámara incorporada de Brueghel parece haber captado el preciso instante en que Icaro viaja de la inmortalidad junto a su padre volador (Dédalo es su copiloto) a la mortalidad no lejos de Amberes.
Cayó en desgracia con el sol en la era de los dioses para darse un golpe fatal junto a un galeón, en un mar del siglo XVI. Vaya caída. El cuadro expone el hecho, no la ficción, de que todo pasó ahí. Exactamente ahí. ¡Está pasando ahora mismo! Mira cómo cae Icaro. O, en titulares de La Gaceta de Amberes: JOVEN CAE DEL CIELO Y SE MATA:

Cabrera Infante- 1991

bella queda chico


Musée des Beaux-Arts

Acerca del dolor jamás se equivocaron
Los Antiguos Maestros. Y qué bien entendieron
Su función en el mundo. Cómo llega
Mientras alguno cena o abre la ventana
O nada más camina sin objeto.
Cómo, mientras los viejos aguardan reverentes
El milagroso Nacimiento, habrá siempre
Niños sin mayor interés en lo que ocurre,
Patinando
En el estanque helado a la orilla del bosque.

No olvidaron jamás
Que el eterno martirio ha de seguir su curso,
Irremediablemente, en sórdidos rincones,
Donde viven los perros su perra vida
Y la yegua del verdugo se rasca
Las inocentes grupas contra un árbol.

Por ejemplo, en el Icaro de Brueghel:
Con qué serenidad
Todo parece lejos del desastre.
El labrador oyó seguramente
El rumor de las aguas y el grito inconsolable.
Pero el fracaso no lo conmovió:
Brillaba el sol como brilló en el cuerpo blanco
Al hundirse en las aguas verdes.

Y la elegante y delicada nave
Debió haber visto lo inaudito:
La caída de un niño que volaba.
Pero el barco tenía un destino
Y siguió navegando en calma.
—1939
Auden
Esperas, sí,
tus libros te disculparán
te salvarán del infierno:
sin embargo,
sin parecer triste,
sin parecer, de ningún modo,
tener la culpa
(no lo necesita,
pues sabe muy bien
a lo que un amante del arte
como tú le presta atención),
Dios puede reducirte
el día del Juicio Final
a lágrimas de vergüenza,
al recitar de memoria
los poemas que habrías
escrito si tu vida
hubiese sido buena.
“Si no soy para mí, ¿quién lo será? Y si soy sólo para mí, ¿quién soy entonces?".

El joven Hillel

sin carnet



La angustia no es un túnel ni hay luces blancas. La angustia es el martillo que si no tiene clavos te clava a la cama. Es la señora anónima que no necesita nombre para que ese famoso túnel sea un barril con fondo.
Es el fondo sin fondo. Son los padres sin hijos. La carta que no llegó. Los hijos sin hijos. Es la insoportable pesadez que perdió el equilibrio pero parece decirte sin palabras que mejor te acostumbres.
Lo normal soy yo. Deja de ponerme sobrenombres. Deja de canjearme como si fuera figurita de infancia. Deja de tutearme por favor sobre todo si el poder de la no palabra es mio.
Si yo soy la que maneja los actos o eso anterior a cualquier palabra ¿para qué sigues creyendo que existe un no cuerpo?
¿Para qué sigues creyendo que ese cuerpo es tuyo?
Mis armas son más potentes que las que tienen los que se creen potentes.
Pánico y Asfixia están dentro de mi arsenal.
Hacer de ese corazón que se hincha de amor una bomba sin reloj también.
Hacer música o desafinar con esa melodía que me gusta tanto llamada taquicardia es uno de mis gustos particulares.
Suelen usarme como ese extremo límite que te vuelve a llamar a la fila pero mi fuerza reside justamente en que no puedo ser usada como ejemplo.
Soy única.
No soy un miedo a las puertas, las escaleras o las alturas.
No soy ubicable ni tengo secretaria.
Soy el extremo del extremo. Soy el límite del cuerpo. Soy la muerte disfrazada.
Los ilusos que han leído demasiados comics o han visto demasiadas películas creen que tengo traje de enemigo que logre distinguirme. Me rio de ellos y de que para cada héroe haya su contrario.
Yo estoy sobre ellos. Yo los he creado. Yo estoy incluso sobre ese Dios que algún día tuvo que crear.
Y me aparezco de repente. Y mientras más intentan nombrarme más fuerza tengo.
Hay gente que cree que diciendo tengo angustia dice algo y yo me cuelo por eso que no dicen cuando me nombran y establezco mi reino ahí esperando.
Cuando dicen estoy angustiado yo todavía ni he llegado pero si sé que ya me compraron un pasaje.
Estoy en las salas de espera y en Fantasilandia.
Estoy con los que hacen deporte de alto riesgo porque ahí tal vez vencen el miedo pero no a mí.
Me regocijo con los trabajólicos y con los que se salvan el día dándole 100 pesos al que pide pagando su culpa diaria.
Incluso he aprendido a hacer yoga y me ha servido para angustiarme menos.
Acompaño a los que buscan un nuevo hobbie.
Acompaño a los que se sienten consecuentes y descanso justo en las grietas de su consecuencia.
Reino en los silencios incómodos y en los que hablan de más.
Me rogocijo con los que dicen tener las cosas claras.
Vivo en las agendas y en los que cuentan los días.
En los que cuentan ovejas o piensan en dormir.
Soy la sin causa. La no precisa. La angulosa, la angosta, la anguila.
La que debiera cobrar porcentaje en el 40% de las consultas que se hacen a diario buscando una causa corporal.
Me duele el pecho voy a un pechólogo.
Mi novia no me quiere voy a un consejero matrimonial.
No siento nada y voy a un sientólogo.
El sexo me complica, voy a un sexólogo.
Ni los psicoanalistas, ni los existencialistas que tal vez sean los que más me han entendido pueden hacer un saber acerca de lo que creen que soy.
Vivo de la fuerza que me dan y mientras más me nombran más aparezco y mientras menos lo hacen y más intentan justificar ese no hacer más estoy.
Jamás habrá una angustiología y habrá que estudiar eso.

Sunday, May 06, 2007

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somos todos polacos

Thursday, May 03, 2007

con la baguette bajo el brazo

Wednesday, May 02, 2007

we love duckie

clase de oratoria

el hilo de Ariadna

las cosas van mas lento