Thursday, April 27, 2006

sigue Calamaro incompleto

Lo rebelde de Calamaro no va por decir que se fumaría un porrito en una plaza sino porque a veces lo más inofensivo es lo que más ofende.Es creerle al que menos habría que creerle como si creyeramos que a veces una verdadera respuesta es lo que menos esperábamos y que recién ahí aparece el otro y no nuestra imagen de él.
Son las nueve, yo creí que eran las tres empieza diciendo en uno de los mejores temas del disco y si no nos dejáramos llevar por las clases de Comunicación de la universidad clasificándolo como un meta-tema donde alguien habla racionalmente de lo que significa componer una canción, podríamos pensar que ese creer que eran las tres es una de las razones de escribir ahorrándose esas seis horas que habrían sido eternas.
Esa eternidad donde el tiempo se acuesta en la cama del depresivo que no quiere levantarse y es compartida en formato de canción como lo que debiera ahorrarse para no entrar en el sentido común de lo que se llama cursilería.
En este no ahorrar le creo a Calamaro porque no creo que él crea que todos los temas son buenos. Prefiero creer que el tema 5 fue el producto de 4 temas malos y que incluso no saberlo es honesto.

Monday, April 24, 2006

acerca de calamaro incompleto

Vengo volviendo del cumpleaños de la novia de un amigo y en la escalera antes de llegar al departamento, le dije inocentemente, la razón de mi demora.
Era la una de la mañana y se me ocurrió llenar la hora de mas, sorprendentemente no con una mentira sino con una verdad.
Nadie me lo pidió pero si supiera el por qué acerca de las razones para hablar de más tal vez no me estarían leyendo.
Le dije que esa hora faltante se debía a que estaba terminando un artículo de American Music Club y él me contesto algo que me tiene ahora acá en vez de estar cuidando el único ron que había en el cumpleaños.
Me dijo más de dos palabras pero yo recuerdo solamente un nombre, un apellido y el séntido de la frase en torno a la relación de los dos.
Con ese ímpetu que tiene el que está casi curado llegando a un lugar en donde no sabe si los demás están como él, escuché lo que me dijo positivamente, tal vez porque no podía preocuparme de dos cosas a la vez.
Y entre preocuparme de la frase de mi amigo y de si los demás estaban más curados que yo, elegí lo último.
Una vez adentro, creo haber hecho un despliegue de citas cinefilas y bibliograficas con dos o tres personas con las que quería romper el hielo y en donde me terminé ahogando. La novia de una de las personas con las que terminé de hablar dijo algo así como lo siguiente: Puta el weon egocéntrico.
No será el momento ahora para entrar en si lo soy o no lo soy porque suelo serlo y es un tema tal vez superado.
Lo que sí diré hoy, aunque me cueste después volver al tema, es que tengo cierto desprecio por esa idea de la gente que prefiere mirar de afuera todo antes que interrumpir, antes que discutir, antes que irse, antes que tirarte un vaso en la cabeza, antes que dejar de hablar, situándose al mismo tiempo en el lugar de los que vigilan el egocentrismo del mundo en pos de la humildad. Dejando a la pasada la pregunta por el lugar en que esa humildad que creen tener es una forma de egocentrismo encubierta en un misticismo.
Prometo que otro día haré un artículo completo sobre este tema, pero por ahora sólo diré que ese fascismo de andar descubriendo a los egocéntricos es muy poco humilde.
Volveré y seré millones dijo Perón o su esposa. Yo que intento practicar mi humildad después de mi experiencia, vuelvo solo, pero no por eso dejo de estar acompañado de un par de interrogantes.
La primera y madre de todas las demás tiene que ver con la duda que empezó a carcomerme estando ya instalado en la cocina del departamento.
¿Qué mierda quizó decir mi amigo con eso de que debiera haber escrito acerca de Andrés Calamaro?
Si podemos darnos el lujo de partir por la premisa de que el que dijo eso odia a Calamaro, ¿Cuántas posibilidades debieramos descartar para entender que nos están llevando al área chica de la ironía?
Si partimos descartando que estamos dentro del sinsentido de una conversación de curados patéticos y descartamos también que dentro de la lista de sus gustos AMC fuera superado por Calamaro, entonces creo poder entender esa frase como un desafío o a probar lo contrario o si esto no fuera posible a dejar de romper las pelotas con Calamaro.
Entraré a medias en el juego y por lo tanto intentaré dar algunas razones para que por lo menos pueda dormir tranquilo, ya que no llamaré ahora para preguntar acerca de las connotaciones que tenían sus palabras.
Que conste que vivo a media cuadra y prefiero escribir que ir a preguntar, para todos los adoradores de la humildad que ultimamente se han acercado más al cielo hablando de mí.
El disco se llama Honestidad brutal y la mitad de las canciones no debieran estar.
Sé que diciendo esto doy lugar a que me digan muchas más cosas fuera del tema de que no sabe renunciar y elegir qué grabar, pero a mí me da lo mismo porque de los dos discos me he hecho uno que es increíble.
Ahora ese disco doble no está conmigo por lo que podrían escapárseme algunos temas pero haré el intento de armarlo:
El día de la mujer mundial es el primer tema del disco 1 y tal vez me servirá para empezar a explicar por qué me gusta Calamaro.
No entraré en detalles aunque tengo las letras frente a mí, sino que diré que el mismo ejercicio que uno hace descartando canciones en el disco puede hacerse descartando frases al interior de las canciones y aún así el rompecabezas por lo menos a mí se me arma, aunque sólo me quedara con la primera frase.
¿Quién escribirá la historia de lo que pudo haber sido? La respuesta es nadie y lo que sigue es la historia del rencor de lo que no pudo escribirse en la forma de una mujer mundial que ojalá se sienta, solamente un poco mal.
En este espacio me gusta pensar la honestidad de Calamaro. Entre temas horrendos y joyas en bruto que ni él saben que lo son.
En ese solamente un poco, se despliega la pregunta de con quién estará ahora quien no está con él y que otro debiera darle de comer en el día de la mujer mundial. Dejaré la cosa aquí porque la razón de elegir un día entre 365 para hablar de una mujer no me compete a mí y probablemente a nadie. Ya esto, me parece un mérito.
Acabo de darme cuenta que lo empezó como un intento de dejar en claro que mi gusto por Calamaro no se trata sólo de un capricho sino de una realidad que puede ser justificada, no será lo que esperaba.
Haré lo que pueda y tal vez hasta el poco tiempo, la estupidez, el alcohol y el sueño sean la mejor manera de hablar de honestidad brutal sin poder decir lo que uno tenía en mente. Si lo pienso no habría que decir nada y sólo trataré de terminar porque no me gusta dejar cosas incompletas y porque lamentablemente uno no sólo habla de las cosas de las cuales quiere hablar.
¿Será eso la honestidad?
¿Será tan dicotómico como un River que se atreverse a decir lo que de antemano no se sabe o un Boca que enmarca su honestidad en un status quo que sólo sabe repetir que es honesta?.
Por suerte soy de San Lorenzo y puedo decir que tengo la tranquilidad, si se trata de Calamaro, de que lo ubiquen donde quieran.
Hasta les acepto que lo comparen con Sabina cuando dice cosas como:
nos cansamos de luchar, demasiada camiseta y cada vez menos gambeta, la sonrisa cuesta más, de que país estoy hablando las neuronas van marchando. Mucho traje de fajina pero sobra cocaina.
Sólo les digo que no se acomoden tanto, porquen podrían quedar con las piernas dormidas. Yo, por ejemplo, estaba feliz y tranquilo después de que encontré las letras en un sitio de internet y sin embargo tuve que agregar varias frases que no estaban en el sitio oficial. Para muestra, los que hicieron el sitio se tomaron la cosa tan en serio que después de mucho traje de fajina, la cocaína sobró literalmente porque no salía.
Si creyera que el arte se mide por lo que tiene de acto, esto me serviría para 10 artículos, donde podría entrevistar a los que omitieron las frases preguntándole sus razones.

Friday, April 14, 2006

servicio de utilidad pública para saber si vale la pena seguir

Él había llegado antes que ella y se encontró con un piso pulcro vitrificado hecho a la medida de los tiempos modernos. Intentó arrodillarse para ver más de cerca la capa que lo cubría y antes de apoyar la segunda rodilla se acordó de esa vez que fue a ver el Guernica y el vidrio, que impedía acercarse, le pareció parte de una instalación macabra impresa en todos los recuerdos que ha tenido después del cuadro.
Recordó al mirar el piso, el intento de distinguir las figuras del cuadro dentro del cuarto de vidrio y cómo es que nada pudo ahorrarle la sensación de encierro. Las ganas de romper el vidrio, la idea de que siempre se sintió un poco fuera de lugar y la duda de quién estaba siendo mirado realmente. Dejó de mirar el cuadro y empezó a ver si habían limpiado bien el vidrio.
Levantó la rodilla y volvió al departamento alegrándose de que ya no tendría que ver por los hollos entre las maderas si los ruidos que escuchaba eran ratones o usar la aspiradora para limpiar lo que la escoba no podía. Se paró y todo parecía estar en orden. Se mareó un poco al sentir que todo estaba en orden y que su futura mujer llegaría en cualquier momento.
Se sentó en el piso riéndose de lo ridículo y automático de su gesto de limpiar donde iba a sentarse y debajo de su ojo izquierdo empezó a temblar esa vena que creía desaparecida.
La que primero lo delataba frente a los demás y luego ante sí mismo. La que en la adolescencia se preocupaba más de lo primero y después de los 30 de lo segundo.
Puso su mano en el piso y empezó a agradecer que estuviera ahí, porque la sensación de ser un ventrilocuo de sí mismo empezó a invadirlo.
En otra época habría conectado su equipo de música y pensado qué escucharía de acuerdo a su estado de ánimo. Habría empezado a compartir el espacio con sus discos y sus libros pero ahora sí estaba solo. Sus discos estaban aún en su casa y el equipo de música, que es siempre lo primero en mudarse, se sentía más abandonado que él.
Sólo tenía unas 20 cajas de Falabella y a su vena de acompañamiento. 2 señales que lo estaban poniendo nervioso.
Era como si sintiera el tiempo retrocediendo un casette TDK con un lápiz BIC o como esa vez que se hechó a perder la radio del auto y sólo podía escucharse una y otra vez ese tema de Chico Buarque que dice algo así como: Padre, aparta de mí ese caliz.
Sería el caliz su nueva vida, el matrimonio, las cajas cerradas que no le pertenecen y entre las cuales sólo reconoce 4 nombres?. Será la vena una señal de nerviosismo ante lo que se viene por ser desconocido o será un caliz con gotera?
De qué debía apartarse cuando justamente lo que se venía iba a pegar todo con la gotita?
Debía empezar a creer en el destino que le decía que esta era la única vez que se había cambiado de casa y la única banda sonora era su vena y las ideas que seguían subiendo el volumen dentro de su cabeza?. Debía pensar en la razón de que no estuvieran sus discos y de que ya Falabella empezaba a ser el nuevo nombre de un grupo? Debía ponerle rima a sus ideas que se estaban volviendo monótonas?
Los partes estaban listos y le sonaban a paco.
El padre de su novia pagaría casi todo y le sonaba a esa escena donde Marlon Brando recibía en el matrimonio de su hija a la gente en su oficina diciendo que tal vez algún día necesitaría un favor.
Los 500 invitados le sonaban a Garibaldi.
Los candelabros en las mesas no sólo no dejarían ver al del frente sino que le recordarían un funeral que no sería el de Arcade Fire.
El vals que no bailaría le recordó a Salieri.
Faltaba una hora para que llegara su novia y una hora y media para que llegara el dj, tal vez lo único que había elegido, cuando se le ocurrió bajar y tomar un taxi.
Lo asaltó la intuición de que esas escenas donde en las películas un corto servía para pensar mejor, surtirían el mismo efecto que la reunión de su equipo de música con algunos de sus discos.
Rezó, cuando ya estaba en la calle, porque le tocara ese taxista que tomó una vez con su amigo periodista y su novia después de Donna regina que se demoró tres minutos entre el Normandie y Plaza Italia.
Ilusionó que sus discos fueran un antídoto para salvar a la humanidad como si estuviera en Misión imposible y cargara una quimera.
No le tocó ese personaje ni por suerte un paquistaní perdido de Jarmusch pero al decirle que un matrimonio estaba en juego sintió que las cartas estaban de su lado porque llegó en 7 minutos a su casa.
Sacó un par de American music club, un grandes éxitos de The Pogues para subirse el ánimo saltándose los temas donde todavía no llegan al puerto, gentlemen de Afghan Whigs para sentirse hombre, Suede para ponerlo en duda y escuchar the asphalt world, 10000 maniacs por si acaso y Smog porque si después de all your woman things seguía queriendo casarse sería un sacrilegio no hacerlo.
Intentó manotear jeff Buckley, Go Betweens, Magnetic fields y love pero se llevó waterboys por si el agua le llegaba hasta el cuello.
Se subió al taxi como si hubiera salido de la casa incendiada de Rembrandt salvando un cuadro para las generaciones futuras y cuando el taxista le preguntó a dónde y él respondió al mismo lugar donde subí, la vena comenzó a competir con los tarareos de los discos que tenía en su mano.
El taxista lo que no sabía era que su respuesta no fue un intento de ahorrar palabras sino que se había olvidado la dirección.
Pensó que estaba curado y se acordó de una amiga que le había contado que una vez había intentado, después de una noche de curadera, abrir la puerta de su casa con el dedo.
En este momento hizó funcionar su map city alcohólico y decidió que si todo parecía un delirio alcohólico, esa duda lo sacaría de preguntas más urgentes.
Doble en la esquina siguiente y pare un minuto le dijo al taxista.
Entre la distancia de la puerta y la botella de J.B que se compró, respondió esa pregunta eterna de por qué el apellido de algunas botillerias es "de emergencia".
Llegó 35 minutos antes que la hora en que llegaría su novia y lo primero que hizo después de no abrir la puerta con el dedo, fue poner The Hymn for the alcohol que venía de polizonte en Mercury de American Music Club.
" Don’t start me on the rum, Just because it makes me numb. Start me on the whiskey I know whiskey is his drink. You never drank it with me but now you drink it with him, I’m not good enough for whiskey, not good enough for you. Let’s start drinking wine, we used to all the time".
Eso sonaba en la pieza que por fin sentía suya pero no sabía si podía o quería compartirla.
Lo invadió todo su snobismo al darse cuenta que no le hablaban vidas pasadas que habían habitado el departamento sino que le hablaban sus canciones favoritas.

Thursday, April 13, 2006

the boy with the love in his side

Cómo saber que eso que uno quiere cambiar en alguien no es lo que más nos gusta y que si cambiara nos costaría más de la cuenta hablar del amor.
Desde que tengo uso de razón he odiado las puestas de sol, sobre todo porque sé que lo que espero se va a cumplir y que justamente por eso funcionan las postales significando lo que ya ha sido significado y más que interpretarme me da risa o angustia de su facilidad.
Por eso creo que al amor se lo han cagado tanto que si existiera se cambiaría de nombre o se divorciaría de cada persona que lo nombra. Si el amor es una ilusión no puede ser una postal, pongámonos de acuerdo.
Se han hecho tantas cosas en su nombre como por la palabra religión y seguimos creyendo que si siguen pasando los siglos en algún momento llegará la tranquilidad, cuando sería más simple pensar que esos lugares últimos por los cuales pensamos y matamos sólo existen como la ilusión de lo que nos gustaría ser, pero en la medida que existe sólo como horizonte de lo que somos y no somos.
Por lo tanto escapa a ser fotografiado o pintado e intentamos ser como esos paparazis que capten el momento justo sin la seguridad de ganarse el pulitzer o agarrarlo en el momento justo.
¿Cuántas veces uno ha actuado en nombre del amor y ha desatado las peores odiocidades? ¿Cuántas veces nos hemos avergonzado de algo que para el otro ha sido un signo de enamoramiento en el sólo hecho de mostrarnos inútiles con una buena razón?
¿Cuántas veces nos hemos hecho las víctimas sólo porque creemos que funcionará?
¿Cuántas veces nos hemos hecho los sensibles dominados por nuestros sentimientos mientras al mismo tiempo pensamos en si estamos surtiendo efecto?
¿Cuántas veces hemos visto metaleros bailando madonna porque el medio es su excusa cuando no les sirve la de la borrachera?
Si lo que creo que puede ser un plural es sólo un intento político de inventar un plural y creer que sé lo que la "gente quiere" pido mis disculpas y paso a ejercer mi dictadura de la escritura, que en realidad es la dictadura de lo que soy sobre lo que creo que puedo o quiero ser y que entre tanta palabrería sólo intenta responder a la mujer que quiero y a esos momentos de soledad en donde escribir es creer que le hablamos a alguien.
Si pudiera llamarme músico escribiría una canción a ese alguien que está más allá de lo que pudiera cantar porque no tengo ni un sentido de lo que suena bien, aunque los músicos que admiro creo que aún sabiéndose afinados intentan afinar porque le escriben a sus desafinaciones. Por lo que en ese más allá ejerzo mis derechos de autor.

Cenado a la carta

Sin el plural de un plebiscito el sí y el no habla todos los días por nosotros.
Es así como ese "la" que antecede a la palabra política sólo muestra su propia ignorancia. No voy a ser yo quien diga que "la" política se encuentra más a gusto en esos actos cotidianos intentando escapar de algo tan horrible como un senado.
Palabra que habla en las penumbras de que ellos ya han comido, si es que no se escamotiara la C de la palabra senado.

escribiendo para un seminario de publicidad

¿Sabrán los publicistas que el término insight surgió en el contexto terapeútico de la psicología y que vendría siendo una novedad sólo si creemos que vivimos en un puro presente publicitario?.
¿Sabremos los publicistas que el auge de lo real en publicidad no es ni más ni menos que cualquiera de las peleas que se han dado en los ámbitos intelectuales desde hace más tiempo que la existencia de la publicidad misma?.
Por poner sólo un ejemplo, basta recordar esos diálogos y silencios interminables de los cineastas franceses de los 60 que andaban en búsqueda de una verdad que existía en tanto no podía nombrarse. De ahí la lata para muchos que esperan una verdad de video clip o un director que sepa exactamente lo que quiere decir enfrentándose a la realidad como si ésta tuviera recetas, simbolizada a la salida del cine en esa palabra ambigua si las hay, llamada lenta.
Si no me han entendido y yo estoy siendo ambiguo, les recuerdo sólo por ahora, que muchos de los momentos dignos de recuerdo en nuestra vida siguen recordándose justamente, porque no han sido lo eternos o lentos que nos habría gustado y se han esfumado como ese último cigarro que no tiene amigos generosos ni botillerías cerca que pudieran alargarlo.
Es así como ese intento de ser fiel a la realidad queda paradójicamente fuera de ella al ser interpretada como error, como falta de timing o derechamente como lata.
De esta manera, las dudas o lo no dicho, son muchas veces interpretadas como algo incompleto que pudiera arreglarse si alguien lo hubiera pensado mejor y no justamente como un acercamiento a la realidad, que mientras es representada da cuenta también de lo que se escapa en el intento.
Incompletitud paradójica que toma la forma de que mientras más nos acercamos a la verdad o a la realidad, menos podemos hablar de ella. No porque nos hayamos echado realidad 3 sino porque todos los ramos existentes existen justamente como un intento de acercarse a ella.
Es paradójico también que para hablar de la publicidad haya empezado por lo que para muchos pueda ser un desvarío cuando es justamente lo contrario.
Mi hipótesis es que la novedad de lo real y el apogeo del insight, son un síntoma de la caída de los grandes relatos, de la caída de las dictaduras en el mundo, de la caída del padre como el poseedor de la verdad familiar, de la caída de las religiones que al no poder controlarlo todo desde un discurso que en algún momento fue suficiente, caen en el terrorismo que pasa a hablar por una retórica también en decadencia.
El auge de lo real, transformado en el slogan de una agencia que se llamaba la agencia del mundo real, no es sólo un síntoma de la publicidad sino que podemos verlo también en la farándula que al poner a los ídolos en un pedestal, lo hacen generando el suspenso de su eventual caída. De ese travelling o contrapicado que haga aparecer esa verdad gravitatoria, que al decir que todo lo que sube tiene que bajar, los transforme y nos transforme en humanos, identificándonos con la idea de que al no ser ellos nos hemos ahorrado el costo de ser estrellas y pasar piola en cada una de esas cosas que no quisieramos ni que supiera nuestra conciencia.
Es así como lo que hace de un reality su acercamiento a la realidad, es presenciar que los dioses también son caprichosos, que los dioses también sudan y pagan un costo por estar ahí en pantalla. Que hacen de todas las Marylin del mundo algo inalcanzable pero que para alejarse de los mortales, han tenido que trazar un camino lleno de pastillas.
Si faltaran ejemplos, podríamos citar también el cambio que ha tenido la política al pasar de los discursos universales a lo micro del barrio o a lo que no por casualidad se nombró como los problemas reales de la gente. Realidad que pareciera obligar a la política a bajarse de su pedestal y coquetear cada vez más con la confusión entre lo que el pueblo considera como real y el populismo. Me encantaría detenerme aquí pero hoy es otro el tema y por lo tanto volveré a los que nos convoca.
¿Qué ha pasado que lo real ha tenido que ser nombrado?
En los medios de comunicación y sus reality, en la política y su abandono de las verdades universales y en la publicidad y su alejamiento de Ford cuando decía que se podía elegir el color de auto que se quisiera siempre y cuando fuera negro.
Me lo pregunto porque no estamos hablando de cualquier concepto sino de una pregunta eterna que existe desde que el hombre habla refiriéndose a eso que intenta rodear con el lenguaje. Me lo pregunto porque se ha convertido en lo que en algún momento fue el famoso ADN de las marcas o las 4 P que al estar demasiado tiempo juntas y aburridas se tranformaron en las 5 P, las 6P y en lo que ya nos basta para hacer un árbol genealógico, superando la decena y las bodas de oro de las primeras dos P que comieron la manzana de la mano de Kottler y no de Newton.
Me lo pregunto porque va siendo tiempo que los publicistas inauguremos preguntas que no sólo busquen responder lo que los clientes no saben sino hacer de la publicidad un lugar propio que no sea sólo el de los festivales, que muchas veces se convierten en una forma de subir el sueldo y junto con él el ego.
Frederic Beigbeder en su libro 13,99 euros dijo una vez algo así como que a los publicistas les pagan tan bien porque son capaces de pensar lo que sus clientes no pueden. No sé si estoy tan de acuerdo, pero sí rescato de esa frase lo que queda afuera. Y es lo siguiente:
¿Por qué la mayor parte de lo interesante que se ha escrito acerca de la publicidad no ha sido escrito por publicistas?
¿Será porque un buen porcentaje ha entrado para conocer modelos?
¿Será porque la publicidad mezcla la literatura y el cine que no podríamos haber hecho de otra forma y los clientes son los mejores sponsors?
¿Será porque si tenemos la cuenta de Audi nos harán un buen descuento?
¿Será porque no saberlo no nos importa?
Yo no responderé a estas preguntas sino que intentaré acercarme a esa verdad que por algo necesita tener de amante a los signos de interrogación. Amantes y no esposas porque tal vez les es más fácil dejarte y hacer de una pregunta la aungustia anterior a su formulación. Pregunta que está más allá de ese vacío que hemos usado durante demasiado tiempo para vender más snacks y se está convirtiendo en ese vacío que no sólo es de los consumidores sino también de los publicistas que intentan lograr una identificación que al ser también una pregunta propia, logran por fin ese objeto tan deseado de un insight. Que no sólo es una promesa de venta sino una pregunta que ha logrado ser propia.
Si puedo llamarlos lectores, es porque han tenido la paciencia de haber llegado hasta acá y la acción de haber seguido leyendo los ha convertido en los testigos de lo que implica, por lo menos para mí, el rodeo necesario para hablar de lo real o la realidad. Si alguno de ustedes cae en ese lugar común de pensar que los rodeos significan que rodear algo implica no saber lo que se quiere decir, lamento contrariarlos diciendo que este ha sido un rodeo planificado.
Es un rodeo porque estamos hablando de lo real y como lo real me cae bien la única forma de homenajearlo es hablando y no hablando de él. Es planificado porque si quiero llegar a pensar el uso de lo real en la publicidad, es porque se ha colado en lo publicitario lo que ella ya no puede decir, ese amigo faltante que ha sido tan bien representado en el comercial de ruta norte en forma de piscola sobrante, de espacio vacío que por fin la publicidad no ha deseado llenar y que al mismo tiempo la ha hecho más humana, no por necesariamente quererlo sino porque ha estado un poco obligada.
Nuevamente citaré a Frederic Beigbeder cuando dice:"se acabaron los momentos en que los publicitarios eran malabaristas del cuento. Ahora son hombres peligrosos, calculadores, implacables. El público empieza a darse cuenta: se aleja de nuestras pantallas, destruye nuestros prospectos, evita nuestra publicidad estática en mobiliario urbano, rehúye nuestras vallas 4 x 3. A esa reacción se la denomina "publifobia". Y es que, mientras tanto, igual que un pulpo, la propaganda ha pasado a regentarlo todo. Esta actividad, que empezó siendo un divertimento, gobierna en la actualidad nuestras vidas: financia la televisión, dicta la prensa escrita, reina sobre el deporte( Francia no venció a Brasil en la final de los mundiales de fútbol, sino que Adidas venció a Nike), modela la sociedad, influye en la sexualidad, sostiene el desarrollo económico".
Cito a Beigbeder, porque creo que este darse cuenta del público ha obligado a la publicidad a subir la apuesta en la forma de un product placement que puede ser entendido como una manera de introducir la publicidad en el ámbito de lo que todavía era privado para el espectador y tenía la posibilidad de manejar su libertad mediante el zapping. ¿No estaremos convirtiéndonos en paparazzis más que seduciendo?
Movimiento peligroso que al seguir subiendo la apuesta interminablemente, puede terminar en el ahogo que ha fundado no sólo una nueva categoría de fobia sino también una carrera psicótica al estilo del asesino en serie que te encontrará aunque te escondas.
Sería muy fácil para mí dedicar este artículo a una destrucción de la publicidad y simplificar todo en una especie de nosotros y ellos pero como ya he tomado otro camino intentaré clarificar la razón por la que hemos llegado a este lugar de la página.
Lo que se ha llamado publicidad real creo que da cuenta de un sano baño de humildad, que al bajar a la publicidad de su pedestal no siempre tan bien merecido, se ha encontrado por fin con ese santo grial llamado consumidor.
Encuentro doblemente paradójico, ya que al hacerlo se ha encontrado también con ella misma, con muchas de esas campañas que en vez de estar destinadas a esos tachos de basura anónimos, que siempre han sido los mejores jurados, se ha encontrado en eso que bota, con la identificación del consumidor que ha descubierto ahí lo que a ellos también les falta, transformando a la publicidad en ese amigo que por fin habló sin tener que dar un consejo o saber lo que el otro quiere.
Es así como los publicistas han vuelto a tener problemas con su trabajo, con sus pololas/os, a quejarse de que una marca se ha puesto sobre sus amigos y sus tiempos libres, a decir que el problema no pasa por poner o sacar sal sino con que la falta o la abundancia implica decir que todo el tiempo dedicado a uno no fue suficiente. A poner en pantalla unos amigos que se extrañan sin temor a que haya que pensar que se está publicitando un pisco para gays y al mismo tiempo creer que los consumidores son una prolongación del conservadurismo del publicista. Justamente a pensar que el auge de lo real ha puesto en duda esa distancia y excusa que ha hecho que el publicista se acomode en ese afuera singular que al borrar los plurales transforme a los jovenes en lo que ellos fueron, a las madres en sus madres o en las que habrían querido tener, a que una familia compuesta por una madre soltera y su hijo/a sea no lo que es sino lo que no se ha llegado a tener, a que al fin y al cabo, la realidad no sea una pregunta sino una certeza. Y a que lo real no sea lo que he intentado explicar sino una moda que esté entre el adn de las marcas y el próximo reggaeton.

Wednesday, April 05, 2006

Elizabeth town

Lo primero que puedo decir de Elizabeth Town es que ni de los bodrios de Madonna había escuchado tantas críticas. Lo segundo es que conocí a Cameron Crowe casi al mismo tiempo que a John Cusack cuando ví Say anything preguntándome quien era ese looser con polera de The Clash. Lo tercero es que Jerry Mcguire me parece mejor que casi famosos. Lo cuarto es que debiera estar al filo de afiliarme al fan club de Arjona al recordar muy emotivamente esa frase que le dicen a Tom Cruise de "me derretiste con el hola" en Jerry McGuire.Lo quinto es que acabo de terminar de ver Elizabeth Town y, descontando ese momento detestable donde el protagonista llevando las cenizas de su padre pasa por el lugar de la muerte de Martin Luther king- con banda sonora de in the name of love- de Mark twain y de ohhhhhhhhhhh sacrilegio¡ Jeff Buckley, la película no me parece tan terrible. Ya quisiera yo que Kirsten Dunst se tome el trabajo de grabarme un disco con ribetes turísticos y me esperara con un sombrero rojo en una feria.
Ok no es una pareja como H.Bogart e Ingrid Bergman, ni son Mastroianni con S. Loren, ni B.Murray con Scarlett Johanson, pero yo me pregunto por qué es tan fácil criticar a Elizabeth Town y alabar moralinas con dejo de grandeza como las dos últimas de Eastwood o ese desastre llamado crash que chocó antes de poner las llaves haciendo que la peor película de Cronemberg pida una revisión.
Por qué hay gente que sigue interpretando el club de la pelea en clave inteligente cuando es 10 veces menos honesta que legalmente rubia? Por qué hay gente que sigue usando la categoría de cine arte para justificar su aburrimiento cuando quisiera menos arte y más entretención? Billy Wilder podría explicar mejor que yo lo inservible de esta dicotomía en todo caso.
Por qué defiendo Elizabeth Town cuando rescato sobre todo sus intenciones?
Tal vez porque me molesta la estupidez y sobre todo la mía.

Sunday, April 02, 2006

el huevo y la gallina se hacen ojitos

incubo, incubo, hiberno, porque lo próximo sea un abandono de la lastimería.
Nunca más compraré parche curitas en las micros....siempre seguiré alejándome de la sangre y tendré que replantearme seriamente mis gustos musicales, literarios y cinematográficos. Confirmaré que Jesús siempre me ha caído mal y más aún sus seguidores. Leeré 3 veces más a mis poetas malditos. Haré un recuento de lo que atrajo alguna vez a mis amigos y a mis novias porque si coinciden conmigo entonces estamos realmente mal.
Quemaré las pocas cartas que me quedan y junto con ellas cualquier atisbo de nostalgia que pudiera servir de excusa en el futuro. Dejaré de ser yo y al mismo tiempo lo seré en un sentido que desconozco.
A los pocos lectores muchas gracias y cuando vuelva intentaré ser un oso que se ha escapado de la extinción.